Pensamiento lateral
¿Un Plan Marshall para México?
Por:
Miguel Á. Martínez Castillo (*)
Cuida de los pequeños gastos; un
pequeño agujero hunde un barco.
Benjamin Franklin (1706-1790) Estadista y científico estadounidense.
La situación económica del país se ve reflejada en la dimensión del
desastre que han dejado los huracanes Ingrid y Manuel en algunos estados como
Guerrero: el caos, la desorientación, la confusión, la desesperación son hoy
los pensamientos más recurrentes no sólo en los municipios y localidades que
aún siguen incomunicadas, sino también en el propio gobierno federal. La falta de una respuesta inmediata a la
solución y atención de las múltiples demandas de ayuda por parte de los
afectados en esa zona del país es sólo un ejemplo de la demanda social que
impera en el país ante la falta de políticas efectivas para sacar a México de
esa denominada desceleración
económica que intitula Luis Videgaray, Secretario de Hacienda federal.
Sinceramente, dudo mucho que la reforma hacendaria presentada por
Enrique Peña Nieto logre cumplir con las expectativas trazadas: no sé de dónde
podrá sacar recursos para crear una pensión universal para adultos mayores, o
para financiar el seguro de desempleo que ha prometido. La visión de crecimiento del país, que en un
inicio era del 3.1%, ahora ha disminuido a 1.8%. Se habla también de optar por la vía del
déficit público del 0.3% para hacerse de más ingresos en el presente año. En castellano esto significa recurrir al
endeudamiento como vía de acceso a recursos.
Habrá más gasto de lo que ingrese.
Actualmente, la deuda de estados y municipios supera los 440 mil
millones de pesos y muchos estados hoy en día tienen seriamente comprometidas
sus participaciones federales e incluso sus finanzas propias. Quintana Roo no es la excepción. Su deuda pública es superior a los 14 mil
millones de pesos y como medida de contención impuso un incremento sin consenso
al Impuesto Sobre Nómina (ISN) de 2% a 3%. Esto representó un duro golpe al
sector empresarial local que, según datos estadísticos del Sistema de
Información Empresarial Mexicano (SIEM), en los últimos 4 años, se han
clausurado en Quintana Roo 11,287 empresas, y solo en 2011 fueron 3,041
negocios los que se vieron obligados a cerrar, la cifra más alta en estos 4
años anteriores.
Hay, en este mismo orden de ideas, dos elementos que están incluidos en
la reforma hacendaria y que indudablemente generarán un efecto negativo directo
a la economía local. El primero de ellos
es la homologación del IVA al 16% con respecto al resto del país. ¿Cómo nos
puede afectar? Es simple y solo se requiere hacer una operación sencilla: al
incrementar en 5 puntos porcentuales el IVA en el estado, que en realidad sería
el 31% en términos reales puesto que se parte de una tasa del 16%, en
automático se homologará el precio de los combustibles. Hasta el día de hoy, la diferencia que hay
entre la gasolina que se vende en el resto del país y los estados fronterizos
es de 31 centavos en la magna, 39 centavos en la premium y 27 centavos en el
diesel. Esto significaría que, en un día aumentaría lo
que en promedio ha aumentado en aproximadamente 3 meses los precios de las
gasolinas (99 centavos en los 9 meses de gobierno de Peña Nieto) y el diesel en
nuestro estado. Y a ello sumémosle los incrementos que mes a mes realiza el
gobierno federal.
¿Qué
seguiría? Un incremento inmediato en el precio de los bienes y servicios. Inflación en resumidas cuentas. Lo que comúnmente consumimos en restaurantes,
hoteles, transporte, alimentos, etc., tendría una elevación en sus precios
derivado del efecto de las gasolinas.
Esto no solo afectaría el bolsillo sino también a los tres sectores
económicos, tanto al campo, y a empresarios como hoteleros y
restauranteros. Aquellos empresarios
hoteleros que requieren de comprar insumos y productos en el estado verían
elevarse los precios al menos a la par de los que suba la gasolina.
Pero
ahí no se detiene el asunto. El segundo
elemento en cuestión es el gravamen de 16% de IVA a los servicios de hotelería
y conexos a turistas extranjeros. ¿Qué
significa esto? Que de tener una tasa cero de impuestos aquellos eventos,
foros, convenciones y toda la logística que conlleva (transportación,
alimentación, hospedaje, renta de salones, mesas, sillas, sonido, maestro de
ceremonias, etc.), ahora pasarían a pagar un impuesto del 16%. De nueva cuenta, el sector más afectado sería
el turismo.
Aunado a lo
anterior, si nuestro estado tiene una fuerte dependencia al sector servicios en
más de su 85% de actividad económica, éste se vería obligado a incrementar sus
precios en sus paquetes vacacionales a turistas nacionales y extranjeros, todo
como consecuencia de lo mencionado anteriormente.
De todo esto, cabe entonces preguntarse cómo puede ser nuestro país
competitivo en materia turística si en el último año hemos bajado posiciones en
visitantes a nuestro territorio nacional.
De acuerdo a datos proporcionados por el barómetro turístico de la
Organización Mundial del Turismo (OMT), en 2012, México recibió a 23.1 millones
de turistas, y una parte importante de ellos llegaron a la franja de la Riviera
Maya. Sin embargo, por diversos factores
de competitividad, nuestro país bajó del lugar 10 al 13 en el ranking turístico
de países que más turistas reciben anualmente.
Dicha lista, encabezada por Francia, Estados Unidos y China, nos indica
que México debe hacer más competitivos sus precios y sus estrategias.
En el sector
empresarial la preocupación no es menor.
La Cámara Nacional de la Industria y la Transformación (CANACINTRA), así
como la Unión de Bares y Restaurantes de Quintana Roo han anunciado que el
impacto en el incremento para homologar la tasa al 16% de IVA ocasionaría una
elevación inmediata en el precio de los productos que requieran en el interior
del estado para llevar a cabo sus actividades empresariales. De la misma manera, representaría una
desventaja ante la figura existente de la zona libre de Belice, puesto que ésta
goza de bajos o nulos impuestos en sus productos y por ende, la competencia con
respecto a dicho lugar, prácticamente los dejaría sin oportunidad de atraer al
consumidor foráneo e incluso local.
No hay que
pasar por alto que en promedio, en la región centroamericana la tasa del IVA
que se maneja en promedio son inferiores al 16%, lo que, de aprobarse la
iniciativa de reforma en este rubro que nos atañe, estaríamos en franca
desventaja competitiva frente a otros mercados. Asimismo, el consumo en restaurantes se vería
afectado ante el inminente incremento de precios de los servicios que ofrezca
el sector, ya que sería alto y de manera inmediata. Si a todo esto, desde la perspectiva local,
le agregamos el incremento del ISN y el cierre de empresas, el panorama no es
nada halagador.
La reforma hacendaria trae consigo elementos que son positivos, pero el
problema es que no se está expandiendo la base gravable, es decir, somos los
mismos que pagamos los impuestos y seremos los mismos a los que se nos van a
cargar nuevos. Los que más ganan, son
los que menos pagan al fisco. Bajo la
política de “diferir impuestos” grandes consorcios en México han evadido una
cantidad impresionante de impuestos, y para muestra un ejemplo: José Antonio Fernández,
dueño de FEMSA, propietaria de la Cervecería Cuauhtémoc obtuvo por concepto de
ventas totales 169 mil 701.8 millones de pesos, con una utilidad bruta de 70
mil 970 millones, pero pagó al fisco solamente cinco mil 671 millones en
impuestos y gracias a la ley hacendaria “difirió” 10 mil 567 millones. Así no se puede.
En lugar de
aprovechar los diversos sectores potenciales y captarlos, parece que los
queremos rechazar. Solo en 2012, más de
un millón de beliceños cruzaron la frontera para ingresar a México y consumir
bienes y servicios. ¿Por qué no entonces
aprovechar este sector que gusta de dejar una derrama económica
importante? Para la Secretaría de
Hacienda, en contraparte, considera que este beneficio fiscal para las
fronteras ya está agotado.
El golpe
económico que se nos daría tras esta reforma sería tan fuerte como la
destrucción que sufrió Europa tras la Segunda Guerra Mundial. Ante este panorama económico, lo más seguro
es que México necesite –analógicamente hablando- un Plan Marshall para
reconstruir su economía.
El tintero.
Después de tres semanas de paro laboral, el
gobierno del estado y los maestros llegaron por fin a un acuerdo. Los maestros se comprometieron a levantar sus
carpas y cumplir con el calendario escolar vigente. Por su parte, el gobierno asumió el
compromiso de no sancionar a los maestros y pagarles la quincena completa. De igual manera, una vez que ingrese la discusión
en el Congreso estatal sobre la armonización de las leyes federales, se abrirán
mesas de trabajo, con el objetivo de buscar medidas que no afecten la situación
laboral de los docentes. Todo se hizo
con papel y firma en mano. Llamó la
atención que quien logró sentarse con los maestros y encontrar canales de
diálogos no fue propiamente la Secretaria de Educación, Sara Latife Ruiz Chávez,
sino una ex titular: Cecilia Loría Marín.
PAN y PRD presentaron su proyecto de reforma
político electoral. Por separado, ambos
dirigentes nacionales parecen coincidir en que primero salga esta reforma y
luego discutir la energética. Dará mucho
de qué hablar en los próximos días puesto que las ideas planteadas motivan un
buen debate: la reelección, la creación del Instituto Nacional Electoral, la
desaparición de órganos electorales locales, el aumento del porcentaje para
mantener el registro como partido, entre otros.
(*) Internacionalista,
analista político y comentarista en el programa radiofónico SIPSE Café del 95.3
de FM.
http://columnapensamiento.blogspot.mx/
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