Pensamiento lateral
Seguridad: ¿en manos de quién?
Por: Miguel Á. Martínez Castillo (*)
Si quieres seguridad total, ve a la cárcel.
No tendrás que preocuparte por la alimentación, la vestimenta, la atención
médica... Sólo te faltará la libertad.
Dwight Eisenhower (1890-1969). Ex presidente de Estados Unidos.
En México está
sucediendo, desde hace algunos años, un fenómeno social que ha ido
incrementándose como resultado de una deficiente respuesta del Estado mexicano
y de las autoridades locales para garantizar la seguridad del ciudadano. Ha adquirido varios nombres y sus funciones,
aunque son con diferentes métodos y acciones, guardan un mismo fin: devolverle
la tranquilidad y la paz a las personas.
Lo que hoy estamos
viendo en entidades como Guerrero o Michoacán, y más recientemente en Puebla y
Sinaloa, es el reflejo de años de incapacidad del gobierno –federal, estatal y
municipal- para resolver la inseguridad.
El problema ha ido más allá de lo pensado: el crimen organizado ha
penetrado hasta la esfera gubernamental que deja en un estado de indefensión al
ciudadano cuando le exige a su gobernante resultados. Ciertamente, se le ha inculpado a Calderón de
no haber resuelto el problema mediante su estrategia de combate al crimen
organizado, pero creo que su mayor error estuvo en que antes de combatirlo,
debía empezar por limpiar la casa.
Ante esta situación alarmante,
los ciudadanos han generado los llamados grupos de autodefensa. En el caso de Michoacán, se han armado, han
tomado municipios bajo su autoridad, han despojado a miembros de los Caballeros
Templarios de sus propiedades, han establecido diversas acciones de vigilancia
en las ciudades donde tienen elementos, pero, lo más interesante de todo esto
es que, los habitantes les han dado algo que el mismo gobierno ha perdido hace
mucho tiempo: credibilidad y legitimidad.
A pesar de haber violentado un sin número de leyes –en portación de
armas, en detentarse como un ente no autorizado para garantizar la seguridad
ciudadana ya que es el gobierno el único reconocido por la ley, en detener y
perseguir a criminales, entre otros- la gente está confiando más en ellos. A pregunta expresa que le han hecho a uno de
los miembros de los grupos de autodefensa de si tienen temor a que el gobierno
los detenga, éste argumenta –y con mucha razón-: ¿qué más podemos perder?
Y es que en un
principio, el respaldo ciudadano de los michoacanos no daba resultados
positivos. Se tenía mayor apoyo de parte
de la comunidad nacional que de la entidad.
Y señalo esto por lo siguiente: de acuerdo a la encuestadora Gabinete de
Comunicación Estratégica (GCE) a principios de enero, un 46.7% desconfiaba que los grupos de autodefensa tuvieran como fin
la seguridad en sus comunidades, un 37.6%
les creía y 15.7% no respondió. Quince días después, la misma encuestadora
publicó un nuevo resultado: la desconfianza bajó a 27.8% y la confianza subió a 56.8%.
En este mismo sentido,
un 44.9% avaló en algo o mucho la
existencia de las autodefensas, frente a un 43.1% que manifestó en algo o mucho su desacuerdo. A finales de enero la cifra que los avala
subió a 52.3%.
En cuanto a opinión
positiva de los grupos de autodefensa, los michoacanos los tenían en un concepto
negativo: 36.7% frente a 31.7% positiva. Ahora la cifra pasó 56.7% de opinión positiva y la negativa a 20.1%.
La perspectiva a nivel
nacional también tuvo un incremento: 47.1%
pensaba a mediados de mes que la finalidad de estos grupos era la de rescatar
la seguridad en su entidad, por un 39.5%
que opinó lo contrario. A finales de mes
la percepción de rescatar la seguridad aumentó a 51.3%. En cuanto a la
legitimidad de su existencia, el 53.5% estuvo a favor, frente a un 39.9% que
dijo estar en contra.
No es una exageración
lo que la ciudadanía opina sobre la situación.
De acuerdo a un estudio realizado por la Asociación Civil Seguridad, Justicia y Paz. Consejo Ciudadano
para la Seguridad Pública y Justicia Penal, de las 50 ciudades más
violentas en el mundo, 9 son mexicanas.
Acapulco es considerada la más violenta con un índice de 112.8
homicidios por cada 100 mil habitantes y ocupa el tercer lugar en el
ranking. Le siguen otras ciudades como
Culiacán, Torreón y Chihuahua.
Las ciudades mexicanas más
violentas.
Fuente:
http://www.adnpolitico.com/gobierno/2014/01/16/ranking-9-de-las-50-ciudades-mas-violentas-estan-en-mexico
Si se ahonda en
mayores detalles, a pesar de que el gobierno michoacano ha destinado casi el
triple de presupuesto a seguridad, pues entre 2007 y 2014 pasó de 742 millones
a 2,154 millones, los índices de inseguridad no han disminuido. Los secuestros, por ejemplo, se dispararon en
más de un 400% y los homicidios en un 60%.
Lo preocupante resulta en que no solo ha crecido la inseguridad, sino
que con ella también la violencia que va intrínseca en la propia
inseguridad. En 2007, los robos con
violencia eran de 697, pero en 2013 incrementaron a 3,046 casos. Estos datos corresponden únicamente a
aquellos que han sido denunciados, dejando un porcentaje adicional de aquellos
que no fueron reportados a la autoridad.
Esta situación no es
exclusiva propiamente de la región norte del país. Existe una realidad similar en otras. El incremento no solo en la inseguridad
–particularmente en los asaltos a casa-habitación- que se ha venido percibiendo
y documentando en Quintana Roo y en su capital, viene acompañado de un fenómeno
que hace pensar en una estrategia más eficiente para combatirla: los asaltantes
ya no solo roban al ciudadano, lo hacen con violencia llegando incluso al
homicidio.
Ante este fenómeno
–nuevo tal vez en la capital quintanarroense- pero no en otras regiones del
país, ciudadanos y vecinos de diversas colonias –como por ejemplo la Sian Ka’an
I y II- se han organizado y conformado el denominado Comité Vecinal, que tiene
como función la de vigilar la zona residencial donde habitan, identificar posibles
asaltantes y, de ser posible, detenerlos y evitar los asaltos.
Estas dos realidades,
aunque con diferentes formas pero con un mismo fin no están ajenas a tener un
grado de contaminación. Lo señalo por lo
siguiente: el fortalecimiento de, por ejemplo, los grupos de autodefensa puede
derivar en un grupo armado de poder, puesto que, sea como sea, actúan al margen
de la ley y ni la misma autoridad es capaz de retenerlos porque están
conscientes de su ineficacia para detener la ola de inseguridad. Esto puede –espero estar equivocado- derivar
en la generación de células que posteriormente sustituyan a los que hoy están
combatiendo, y a su vez, inspirar a otros más a recorrer el mismo camino,
llegando a una atomización de grupos armados que llegue a una anarquía en la
entidad.
Quintana Roo está aún
lejos de esa realidad, pero no ajeno.
Hoy son los comités vecinales quienes están –de cierta manera- empezando
a sustituir a la policía por sus deficientes resultados, el día de mañana, de
no generarse una política que detenga este fenómeno, estaríamos llegando otros
niveles. Bien podría empezarse por definir
qué nivel de autoridad debe encargarse de la seguridad pública en la capital,
puesto que tanto el estado como el municipio –teóricamente- están coordinados
para garantizar la tranquilidad del ciudadano, pero en la práctica simplemente
no se da el ancho.
Lo inmediato seguido
es la capacitación, la seguridad laboral, las prestaciones y la formación
constante, tanto física como psicológica de los elementos de seguridad, además
de aplicar una reingeniería a fondo en la escuela de policía, fortalecerla,
dotarla de recursos y de personal altamente calificado para el egreso de
policías capacitados. Tal vez todo se
sintetice en una palabra: voluntad.
El tintero.
Dos ex presidentes
de la República han dado noticia esta semana sobre su activismo político en el
país. Tanto Fox como Calderón han
anunciado actividades públicas que han despertado todo tipo de opiniones. Lo que resulta curioso es que Calderón haya
adelantado su estancia en Harvard y exponga el nacimiento de su fundación,
Desarrollo Humano Sustentable. Todo esto
se da en una coyuntura política muy importante: la negociación de las leyes
secundarias en materia política y energética, y la renovación de la dirigencia
nacional panista. No dudo que este
activismo tiene relación directa con ambos eventos.
Si tiene planeado
acudir al Super Bowl este próximo 2 de febrero en Nueva York, aquí le dejo una
cotización de lo que cuesta una entrada VIP: según algunos medios, contratar un
palco privado en el estadio cuesta nada menos que 822,800 dólares, unos 11
millones de pesos aproximadamente. El
lugar tiene aire acondicionado, pantallas planas, servicio de bar, internet y
estacionamiento privado. Su capacidad es
de hasta 26 personas.
(*) Internacionalista,
analista político y comentarista en el programa radiofónico SIPSE Café del 95.3
de FM.
Visita www.columnapensamiento.blogspot.mx