El origen de Pensamiento Lateral corresponde al que en su momento acuñó el escritor y psicólogo maltés, Edward de Bono, en su libro New think: the use of lateral thinking (Nuevo pensamiento: el uso del pensamiento lateral) publicado en 1967.

Este concepto, utilizado incluso en la psicología, se enfoca en la búsqueda de soluciones a problemas utilizando estrategias o caminos alternos a los que normalmente la lógica simple nos llevaría. Se vale de la creatividad al momento de evaluar y dar solución a los diversos obstáculos que se presentan. Esto permite encontrar otras formas de percibir las cosas, de analizarlas desde otro contexto, con un matiz innovador y propositivo a la vez.

La vinculación con el contenido de la columna permite una asociación interesante ya que lo que pretendo es presentar un análisis basándome en una temática alterna a lo que, mediante un pensamiento simple y lógico, nos llevaría por vías ya conocidas. Pensamiento Lateral busca, desde una perspectiva innovadora, generar debate, reflexión y proponer nuevos esquemas de solución a las problemáticas políticas, sociales y económicas de nuestro entorno.

Finalmente, en el contenido de la propia columna haré una adición a lo que normalmente comparto con ustedes: El tintero, que es un breve espacio en donde escribiré noticias o datos relevantes para el consumo personal.

martes, 27 de enero de 2015

El agotamiento del presidencialismo mexicano.

Pensamiento lateral.
El agotamiento del presidencialismo mexicano.
Por: Miguel Á. Martínez Castillo. (*)

En el ejercicio de la política hay que aprender a lavarse las manos con agua sucia
Jesús Reyes Heroles (1921-1985) Político, jurista e historiador mexicano.

En los primeros dos años de gestión del Presidente de la República he podido constatar el gran desgaste político que éste se ha llevado por decisiones gubernamentales y por escándalos que involucran a su familia por propiedades de un alto valor económico a cambio de favores vía licitaciones de obras públicas millonarias a contratistas que fueron parte del patrocinio de su campaña presidencial.

México es un país que si bien no nació sí se construyó bajo un sistema presidencial, para luego deformarse y convertirse en un sistema presidencialista.  Muy lejos estuvo el esquema planteado por Hamilton en El Federalista sobre la figura presidencial y su respectiva división de poderes para la existencia de un equilibrio entre éstos.

Los vencedores de la Revolución adoptaron y adaptaron una Constitución acorde a su visión, acorde a la visión de los vencedores sin la búsqueda de un pacto político con los vencidos.  No hubo cabida para aquellos que disentían de su ideología política.  Venustiano Carranza se ocupó bien de que se le dotaran de facultades para hacerlo lo suficientemente fuerte pues el momento y la coyuntura –de acuerdo a su visión- la requería.  Con el devenir de los años, las facultades constitucionales no serían las únicas que tendría el Presidente, sino también otras que iban más allá de las que la propia Constitución le otorgaba: aquellas a las que Jorge Carpizo llamaba las facultades metaconstitucionales

El poder del Presidente llegó a tal magnitud que en su persona recaía el destino y rumbo del país, literalmente.  Decidía quién iría al Congreso como legislador, nombraba candidatos a Gobernador, Presidentes municipales, ministros, hacía uso discrecional del presupuesto, dirigía los destinos de PEMEX, de los recursos naturales, de la CFE y hasta llegó a ser la máxima autoridad agraria en el país.

Los ademanes, las miradas, las salutaciones, la reverencia y la satisfacción del ego personal del mandatario era el repertorio en cada mitin político hacia donde se dirigía la caravana presidencial.  Una mirada, una sonrisa o un saludo del Presidente valía tal vez más de lo que hoy costó la casa blanca a Enrique Peña Nieto.  Los informes presidenciales eran catalogados como fiesta nacional, era el día del Presidente.

Hay, por lo menos, tres fechas importantes que marcaron o sentaron las bases del presidencialismo mexicano.  La primera fue en 1917, cuando los constituyentes optaron por una presidencia fuerte, dotándola incluso de facultades por encima del Congreso, puesto que se creía falsamente que éste representaba un obstáculo para los objetivos de la Revolución.  Carranza mismo defendía esa postura.

La segunda fecha fue en 1935, cuando Lázaro Cárdenas, luego de expulsar del país a Plutarco Elías Calles, agrupó a los sectores corporativos del país y los integró en un solo ente, en un partido de Estado.  La Revolución se había institucionalizado y el poder del Presidente había pasado a uno individual pero con matices sistémicos, es decir se establecían reglas no escritas para quien detentara la Presidencia.  De ahí en adelante, la figura del partido de Estado crecía y se consolidaba.

El tercer momento histórico llegó en 1988, con las elecciones presidenciales.  Fue en aquel momento en que el presidencialismo vio seriamente amenazado su status quo ante la competencia de una oposición más organizada que a la postre fue factor de cambios importantes en el país: las elecciones locales de 1989 en Baja California donde por vez primera un candidato de oposición gana la gubernatura, por ejemplo.

Sin embargo, hubo otros momentos importantes en la vida política de México que marcaron un acotamiento al poder presidencial, como la reforma electoral de 1977.  La reforma constitucional que reconocía la figura de los partidos políticos, acompañada de un nuevo esquema de representación en el Congreso de la Unión, permitió salir del ostracismo a los partidos de oposición y empezar a conquistar espacios públicos. 

Tras la llegada de Carlos Salinas al poder, como producto de una elección muy cuestionada y con la presión de la oposición, el futuro de los procesos electorales dejaría de quedar en manos de la Secretaría de Gobernación para dar paso a la institucionalización de los comicios.  Con la creación del Instituto Federal Electoral (IFE, hoy Instituto Nacional Electoral, INE) y posteriormente con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), la presidencia cada vez más perdía espacio de dirección.  Había, pues, prácticas que seguían vigentes pero éstas cada vez costaban más trabajo aplicarlas.

La presidencia de Ernesto Zedillo representó no solo un parteaguas en la historia del presidencialismo mexicano al sentar las bases de un cambio en la praxis del ejercicio del cargo (los días del Presidente llegaban a su fin), sino que representó el gobierno que daría transición y cambio para la llegada, luego de 71 años ininterrumpidos, de un partido distinto al PRI.

Los gobiernos de Fox y posteriormente, de Calderón, abrieron la ventana a un nuevo orden político.  El presidencialismo vio mermada su tradicional presencia y por vez primera en muchos años, la separación y equilibrio de poderes comenzaba a ser una realidad.  Tuvo que pasar también diversas reformas para que tanto el legislativo como el judicial, ejercieran sus roles.  En el caso del judicial, los ministros ya no eran puestos y quitados a gusto del Ejecutivo.  Resolver controversias entre el Ejecutivo y el Legislativo, así como entre las entidades y los municipios, fueron otros ejemplos de un fortalecimiento en las atribuciones de dicho poder.

El decálogo de reformas que presentó en 2009 Felipe Calderón al Congreso marcaría una nueva etapa en la mecánica de la relación entre el Ejecutivo y el Legislativo, así como nuevas reglas en el sistema electoral.   La reelección, la iniciativa preferente, las candidaturas ciudadanas y la segunda vuelta en la elección presidencial, fueron temas de amplio debate.  Al final, el resultado generó el fortalecimiento en las atribuciones tanto del Ejecutivo pero también parar los propios partidos políticos. 

El Pacto por México, firmado durante la administración de Enrique Peña Nieto con el PAN, PRI y PRD, dejaron, desde un particular punto de vista, dos claros mensajes políticos: los partidos políticos estaban imponiéndose al Presidente y, dos; solo hay 3 partidos en el país que deciden el rumbo.

Hoy, la pregunta a responder es: ¿hacia qué sistema político está dirigiéndose el país?  Diversas opiniones difieren en sus respuestas; por un lado, se piensa que es hacia un sistema semiparlamentario, otros que avanza hacia un sistema de partidos pero con restricciones, y no se descarta la idea tampoco, de que el presidencialismo retome su poder de antaño.  Lo cierto de esto es que el poder del Presidente cada vez se limita más, se cuestiona más y se respeta menos.  Los partidos políticos están ascendiendo en atribuciones y comienzan a tejer –mediante alianzas- nuevos cambios que sin duda les beneficia.  Es importante observar que los tres partidos más representativos en el país hoy atraviesan serios conflictos de credibilidad.  Habrá pues, que establecer controles y equilibrios al rol que hoy los partidos están ejerciendo.  El Pacto por México fue el mejor ejemplo de que quienes determinan el futuro del país son los partidos políticos, no el Ejecutivo, al menos no solo él.


El tintero.


Si la opinión pública tiene en muy mal concepto a los políticos, lo siguiente viene a abonar a la causa: Cuauhtémoc Blanco se registró como precandidato a la alcaldía de Cuernavaca y la ex capitana de la selección mexicana femenil, Iris Mora, hizo lo propio para buscar una diputación federal en Quintana Roo.  Ambos, junto con Ana Gabriela Guevara, Carlos Hermosillo y Fernando Platas, son de los experimentos para atraer votos de la ciudadanía, escudriñándose éstos en que los políticos no son de fiar y que solo uno que no lo sea (o sea ellos) podrán ayudar a la gente.  Lo extraño del caso es que fueron políticos quienes los impulsaron y les abrieron las puertas para postularse.  De ser congruentes habrían buscado la vía de la candidatura independiente.  A todos ellos los admiro por su trayectoria deportiva, pero entrar a la política creo que no ayudará al país a solucionar sus problemas.  Hago hincapié en que debe apostarse por la profesionalización de la política, no la deportivización.

viernes, 16 de enero de 2015

Intereses universitarios frustrados.

Pensamiento lateral.
Intereses universitarios frustrados.
Por: Miguel Á. Martínez Castillo. (*)

El mundo no está en peligro por las malas personas sino por aquellas que permiten la maldad.
Albert Einstein (1879-1955) Científico alemán nacionalizado estadounidense.

Comienza el año 2015 y éste nos recibe con una serie de complicadas noticias: incremento al precio de la gasolina –y en consecuencia de los productos de consumo principalmente-, precampañas, sobornos de alcaldes, depreciación del peso mexicano, televisiones sin acceso a internet, homicidios, autodefensas recargadas y, más manifestaciones por los casos de los estudiantes desaparecidos y por los derechos de las enfermeras.

El año no comienza bien para la administración federal y muy probablemente en las entidades la situación sea muy similar.  El costo político por aprobar incrementos al precio de la gasolina, el nulo crecimiento económico, sumado a los escándalos políticos de propiedades de alto valor que pertenecen a la familia del Presidente de la República, seguramente cobrarán un costo levado en más de un distrito en las próximas elecciones.

Pero dejo a un lado dichas temáticas que han sido ampliamente comentadas y debatidas para enfocar mi atención en lo local, particularmente en el sector educativo: la Universidad de Quintana Roo.  En diciembre del año pasado tuve la oportunidad de entrevistarme con académicos de esa casa de estudios para conocer a fondo la crisis interna que atraviesa una de las Universidades que tuvo uno de sus mejores niveles competitivos a finales de la década de los noventa del siglo pasado y el primer lustro del actual siglo.

Como se ha hecho de dominio público, la Universidad procedió contra tres académicos que poseen estudios de doctorado (René Lozano Cortés, Maribel Lozano Cortés y Fernando Cabrera Castellanos) y miembros del Sistema Nacional de Investigadores con nivel 1.  El argumento tiene que ver con una demanda presentada por un ciudadano de nombre José Enrique Álvarez Yepes, quien presentó una denuncia ante la Secretaría de la Función Pública, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) y la Procuraduría General de la República (PGR) bajo el argumento de no contar con los documentos que acrediten sus grados académicos.

Ante esto, la Rectora de la Universidad convocó a una sesión del Consejo Universitario el pasado 8 de diciembre para analizar y resolver el caso, a pesar que la demanda no había sido presentada ante la propia Casa de estudios de la entidad.  Una semana después de la sesión, el Consejo determinó sancionar a los académicos imponiéndoles una sanción que derivaba en el despido y una multa económica superior a los 10 millones de pesos, entendiéndose esto último como lo devengado en el tiempo de su estancia laboral en la Universidad.


Los profesores anteriormente señalados ciertamente realizaron sus estudios de doctorado en el extranjero, concluyéndolos en su totalidad.  Asimismo, es un requisito y un procedimiento natural la expedición de sus cédulas profesionales de grado y la consecuente homologación de éstos ante las autoridades educativas mexicanas para verificar su autenticidad.  

Fuente: http://www.uqroo.mx/nuestra-universidad/organos-institucionales/honorable-consejo-universitario/

Paralelamente a la sanción que se les impuso a los 3 académicos posee varias inconsistencias que iré enumerando: en primer lugar, hasta donde tuve conocimiento, la demanda no fue interpuesta ante la propia Universidad sino en instancias gubernamentales, mismas que hasta la fecha no han dado dictamen o resolución alguna.  Luego entonces, ¿por qué la Rectora convocó a una sesión para resolver el caso, cuando no mediaba aún sentencia?

En segundo lugar, el Estatuto Académico de la Universidad establece que para ser Profesor-investigador Asociado de carrera nivel A se requiere contar con el grado académico de licenciatura como mínimo, acreditado mediante el título profesional correspondiente.  En el mismo sentido se expresa el Estatuto para aquellos profesores-investigadores de nivel B, solamente que se exige como mínimo los estudios de Maestría.

Hago hincapié de lo anterior puesto que dos de los académicos están en el primer supuesto y uno más en el segundo.  Si bien la legislación pide contar con el título correspondiente, la cédula profesional no lo es, aunque es congruente que ésta la deba poseer el egresado pero no se exige legalmente.

Aún con todos estos elementos el Consejo Universitario cometió una grave falla que no solo atentó contra los derechos laborales de los académicos, sino que violentó sus derechos humanos, puesto que despedirlos sin siquiera conocer una resolución de la autoridad, a todas luces se percibe que la presunción de la inocencia fue rebasada.  ¿Cómo pudo, pues, una autoridad intra universitaria ejercer tal acción?

Existe una hipótesis que puede explicar las razones de sancionar a estos profesores, que fueron más ejemplo de lo que en el futuro podía sucederle a cualquier otro académico: la simpatía hacia los estudiantes que el pasado 20 de noviembre se manifestaron en apoyo a los normalistas de Guerrero resultó la clave para desatar una cacería al interior de la Universidad.  Puesto que solo es una hipótesis, ésta no podría estar alejada de la realidad.

Posteriormente, y un día antes de iniciar el período vacacional decembrino, académicos sostuvieron una reunión con la Rectora para hacerle de conocimiento su inconformidad que se había adoptado contra sus compañeros profesores.  Se acordó retomar el tema en enero pero lo más extraño fue haber notado la presencia del Secretario de Gobierno estatal saliendo por la puerta trasera, previo a la entrevista con los académicos.  Era evidente que en la Universidad las cosas se habían salido de control.

Ahora que empieza el año, el primer movimiento que se dio fue la salida de la Secretaria General, colocando en su lugar a un administrativo proveniente del Colegio de Bachilleres.  El siguiente paso fue que se convocó de nueva cuenta al Consejo Universitario para reinstalar a los profesores en su trabajo, luego de casi un mes de su injustificado despido.

Lo anterior me deja un par de reflexiones importantes: en primer lugar, colocar a un político a dirigir una Universidad tiene sus grandes riesgos, máxime que ésta sea originaria de un partido; en segundo, que existe un desconocimiento de las leyes y normatividades al interior del Consejo Universitario, puesto que tal decisión de despedir a tres profesores no es algo que sea sencillo.  Finalmente, ¿cuántos académicos se encontrarán en la situación de legalizar sus títulos de posgrado que realizaron en el extranjero? ¿No sería más sencillo establecer un convenio con la autoridad educativa para agilizar los procesos de los profesores y no encontrarse en una situación que si bien puede calificarse de una simple falta administrativa, para la Rectora ameritó el cese inmediato?

No dudo que varios profesores hoy se encuentren en una situación similar que los tres académicos, pero ello no significa que éstos necesariamente estén falsificando documentos.  Se trata de una corresponsabilidad, en donde el profesor debe ocuparse de estar actualizado en sus trámites y, la Universidad de que su planta docente cuente con las cartas credenciales para ejercer la libertad de cátedra que tanto hace falta a la entidad y al país.


El tintero.

“Lástima Margarita”, dirían por los pasillos de las oficinas del PAN en la Ciudad de México.  La esposa del expresidente de México, Felipe Calderón, quedó fuera de la lista de las primeras tres posiciones que eligió la Comisión Permanente del Consejo Nacional del PAN.  Como era de esperarse Gustavo Madero encabezó la lista, seguido de otros panistas cercanos a él: Miguel Ángel Yunes Linares, Cecilia Romero, Joaquín Díaz Mena, entre otros. 

Varios legisladores ya empezaron a trabajar con su imagen para competir por los espacios que se decidirán en el mes de junio.  No solo se han abocado a pedir licencia sino hasta modificar su imagen para parecer más atractivos al mercado de votantes, como lo hizo la diputada federal Martha Álvarez Tovar, quien busca pasar del Congreso de la Unión al congreso local michoacano.