Pensamiento lateral
El lado político-social del mundial.
Por: Miguel Á. Martínez Castillo. (*)
Es una vergüenza estar
gastando tanto dinero en esta Copa del Mundo
y dejar los hospitales y
escuelas en condiciones tan precarias.
Vitor Borba Ferreira Gomes,
Rivaldo. Ex futbolista y campeón
mundial brasileño.
Observar y correr detrás de un esférico en un rectángulo verde siempre
ha generado todo tipo de emociones: triunfo, frustración, satisfacción,
tristeza, etc. Pocos piensan que el fútbol representa un verdadero negocio
económico pero todavía muy pocos aún, le encuentran el beneficio político que
éste puede ofrecer. La calificación del
representativo mexicano a la copa del mundo
–Brasil 2014- bien podría considerarse por cualquier gobierno como un
objetivo de política exterior. Quienes
son estudiosos en la materia coincidirán conmigo que un mundial representa una
de las satisfacciones –y a la vez distractores- idóneos para un amplio sector
de la sociedad mexicana, y casi la materialización de un interés nacional.
Aunque parezca inverosímil, participar en este certamen no solo genera
grandes expectativas económicas. Desde
un producto de la canasta básica, pasando por los alimentos chatarra, hasta
sorteos y viajes gratis a Brasil, representan el constante bombardeo
psicológico que los medios de comunicación han desplegado para venderle a un
público ávido por ver el inicio del primer partido de soccer. Hoy,
el color de moda es el verde (y el verdeamarela),
pero no precisamente por estar en pro del ambiente, sino porque así lo dicen la
televisión y los productos que consumimos a diario. Porque juega México.
Pero a pregunta expresa: ¿cuál es el lado político y social del mundial
de fútbol? Existen, sin duda, tanto
beneficios como costos en esta faceta, pero también es importante aclarar que
no puede haber lado político sin existir uno económico, puesto que a mi parecer
son interdependientes. Los países lo
utilizan de diversas maneras: en México, por ejemplo, -además del beneficio que
le han sacado los comercios, televisoras y empresas- ha sido una excelente
herramienta para distraer la atención social sobre el debate y aprobación de
las leyes secundarias en materia de telecomunicaciones y más aún en la
energética. Precisamente, en las fechas
en donde juegue la selección mexicana, el Congreso de la Unión estará aprobando
uno de los documentos más importantes de la historia del país.
Asimismo, el evento es inmejorable para calmar los ánimos de una
economía en proceso de devastación, con nulas expectativas de crecimiento en el
corto y mediano plazo y con una inseguridad pública que ha obligado a la
sociedad a ser el sustituto en el papel que le corresponde al Estado mexicano
en la protección de sus vidas.
Otro ejemplo lo es Camerún que, ante la cercanía del evento, los
jugadores presionaron a su Federación con mejores pagos so pretexto de no
acudir a jugar. Finalmente, tras una
negociación, los integrantes del selectivo africano aceptaron la oferta y
viajaron de madrugada al país sudamericano.
Pero el mundial de fútbol también ha permitido otro tipo de eventos que
han despertado la atención de la comunidad internacional. De entrada, tuvieron que transcurrir 28 años
para que América Latina vuelva a ser sede mundialista, es decir, desde México
1986 no se llevaba a cabo un torneo de esta naturaleza en la región. La llegada del mundial a Brasil también ha
evidenciado las grandes carencias que el mundo latinoamericano posee y de los
profundos vicios que lleva arrastrando por generaciones. Miles de brasileños han salido a las calles
de las principales sedes para denunciar la falta de servicios públicos, la
corrupción, la inseguridad, el pésimo sistema de salud, los bajos salarios y la
falta de oportunidades para una clase media baja y baja que demandan inversión
en una política social efectiva y no en el gasto excesivo para la organización
del mundial. Su fuerza se ha medido al
lograr detener estaciones del metro que llegaron a paralizar a más de 4
millones de usuarios o la huelga de los choferes de autobuses que generaron un
caos vial de más de 168 km de largo. Esto,
sin duda, es captado por la comunidad y la prensa extranjera, pues para los
manifestantes representa el mejor escenario no solo para denunciar, sino
incluso para elevar sus exigencias al gobierno que busca garantizar la
seguridad de los visitantes y el buen desarrollo del evento.
Según fuentes oficiales del gobierno brasileño, éste ha invertido para
la organización del mundial alrededor de 7,800
millones de dólares en obras de movilidad urbana, transporte y aeropuertos;
mientras que en los estadios se destinaron alrededor de 3,560 millones de dólares. En
el rubro de seguridad –que incluye la adquisición de armas de baja letalidad,
cámaras y equipos de inteligencia, entre otros- se gastaron 863 millones de dólares. Para ello, el gobierno ha reconocido que la
mitad del recurso ha sido financiado mediante deuda.
Las sedes del mundial Brasil 2014.
Fuente: elaboración propia con datos de la página oficial de la FIFA
(http://es.fifa.com/worldcup/destination/stadiums).
El gobierno brasileño tuvo que construir 5 nuevos estadios y
remodelar otros 7 para albergar el mundial.
A todo ello hay que agregarle la inversión en vías de comunicación,
transporte, áreas verdes, comercios, calles, banquetas, luminarias, seguridad,
etc., para llegar y ofrecer una vista accesible e imponente del sitio. Ante la premura de estar a tiempo, el
gobierno tuvo que trabajar horas extra, exponiendo a medidas poco seguras a los
trabajadores, donde se llegó a reportar la pérdida de vida de varios de ellos
por la ausencia de dichas garantías laborales.
En este mismo orden, el costo económico del mundial para algunos
es negocio y para otros una pérdida.
Según la Organización No Gubernamental InspirAction, el evento costará más que los dos pasados mundiales
juntos (Alemania 2006 y Sudáfrica 2010), superando los 10 mil millones de euros, pero en contra parte ha obligado a las
ciudades sede a aumentar sus deudas públicas en un 30%.
Otro costo para el gobierno brasileño serán las exenciones de impuestos. Se estima que entre 180 y 386 millones de euros dejarán de recibir por vía impuestos
gracias a la llamada Ley de la Copa,
que permite a las empresas subsidiarias y asociadas de la FIFA introducir todo
tipo de souvenirs, alimentos y
materiales de construcción al país sede sin pagar derechos y obligaciones
fiscales.
Otro beneficio para la FIFA ha sido la venta de entradas, los derechos
de transmisión televisiva y el marketing en general, que le han generado una
derrama económica por 1,380 millones de
dólares, un 10% más de lo que obtuvo en el mundial pasado.
Precios de Entradas para Partidos
Individuales.
Mercado internacional.
Todos
los precios de las entradas son en dólares estadunidenses e incluyen los
impuestos aplicables en Brasil.
Fuente:
http://es.fifa.com/worldcup/organisation/ticketing/prices-matches/index.html
Ante estos datos, contrasta en mucho la situación de los poco más de 37
millones de personas que viven en pobreza en Brasil (un 18.6% de la población
total), que si bien ha generado una derrama económica importante en el país,
habrá que esperar hasta dónde llega el recurso y si éste se invertirá en las demandas
que hoy la sociedad ha expuesto al ojo mundial.
Celebridades y participantes mundialistas brasileños como Romario y Rivaldo han criticado el gasto excesivo del gobierno brasileño en
infraestructura en detrimento de los programas sociales para combatir la
informalidad, la pobreza y el desempleo.
Mucho dependerá el papel que haga el seleccionado brasileño puesto que
tendrá una repercusión directa en las aspiraciones de su hoy presidenta, Dilma
Rousseff, que en octubre competirá para un segundo período presidencial. Ganar una copa y ganarla en casa, daría ese
empujón de popularidad que hoy tanto requiere la lideresa brasileña para
quedarse 4 años más. De lograrlo, le tocará
también organizar y celebrar los juegos olímpicos de Río de Janeiro en 2016. Sin embargo, mientras el gobierno se preocupa
por gastar, la sociedad brasileña cada vez más desaprueba que su país haya sido
sede, pero esa percepción puede cambiar si se gana, porque entonces hasta el
gasto habrá valido la pena. Sin duda que
cada gobierno aprovecha a su modo el mundial de fútbol.
El tintero.
A propósito de la fiebre mundialista, parece que al ex presidente
brasileño, Luis Inácio Lula Da Silva,
ya le salió lo nacionalista. En una
entrevista hecha por el diario español El
País, criticó la política y los cambios hechos por el gobierno mexicano en
materia económica, calificando que todo está peor en México con respecto a
Brasil. Sin duda que habrá comparativos
donde cada nación destaca, y hoy en día el momento económico mexicano no es el
más halagador. Brasil por su parte, está
organizando un mundial y en dos años unos juegos olímpicos. Habrá que esperar si el gobierno de ese país
decide crear un impuesto tipo tenencia vehicular, so pretexto de recuperar el
gasto que generó el evento. En México
hay expertos asesores.
Hoy resulta un buen negocio ser magistrado del Tribunal Superior de
Justicia en el DF. Resulta que se aprobó
una reforma que les otorgará un haber de
retiro similar al que los magistrados del Tribunal Electoral Federal
ansiaban pero que luego vieron desvanecerse.
El beneficio consiste en recibir el 100% de su salario cuando estaban en
activo durante los dos primeros años, y a partir del tercero, sería el
70%. Si se contempla que en promedio
ganan más de 80 mil pesos mensuales, su pensión no es nada despreciable. Así se las gastan.
(*) Internacionalista, Maestro en
Ciencias en Estudios en Relaciones Internacionales, investigador independiente
y analista político. http://columnapensamiento.blogspot.mx/
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