Pensamiento lateral.
A la conquista
de Cuba.
Por:
Miguel Á. Martínez Castillo. (*)
Los Estados, para la diplomacia, no son los pueblos, sino los reyes que
los dirigen o los esclavizan.
Juan Donoso Cortés (1809-1853)
Diplomático español.
En la última década y media de la historia, han surgido momentos en los
cuales hemos sido testigos presenciales, mismos que marcaron el destino de
algunos y el ingreso a una nueva etapa para otros. Hace 15 años en México experimentamos el fin
del régimen septuagenario priísta para abrir una era de alternancia. Un año después, en 2001, los acontecimientos
del 11 de septiembre darían inicio una nueva política internacional basada en
la lucha contra el terrorismo. El 2015
se caracterizará por el comienzo de relación interrumpida hace 54 años entre
dos naciones que, económica e ideológicamente, representan polos opuestos:
Estados Unidos y Cuba.
Al mexicano promedio poco o nada le interesará saber que estos países, con
más de medio siglo de confrontación, han decidido entablar un diálogo que, inicialmente,
girará en torno a lo económico. Hay, por
supuesto, razones para atender lo doméstico por encima de lo exterior. Sin embargo, ello también debe ser del propio
interés nacional puesto que la reconstrucción de las relaciones bilaterales
entre los dos países nos va a generar un impacto.
Para los defensores del socialismo y de la idea romántica de la
revolución cubana, el retorno a las relaciones diplomáticas de Cuba con su
archienemigo histórico será un golpe al orgullo propio. El 17 de diciembre de
2014 y posteriormente el 1 de julio de 2015, ambas naciones anunciaron el
restablecimiento del diálogo, suspendido en enero de 1961 con la consecuente
aplicación del embargo y bloqueo económico.
¿Quién imaginaría hace 10 ó 15 años atrás que hoy estaría izando la
bandera cubana en territorio norteamericano?
La noticia sin duda ha generado un interés en la opinión pública, al
mismo tiempo que le otorgará importantes puntos positivos a la administración
de Barack Obama y su partido Demócrata.
Pero detrás de ellos existen complejos temas que serán determinantes
para una relación bilateral efectiva.
Hay, por lo menos 5 que en el corto plazo deberán ser atendidos: el embargo, Guantánamo (que representaría
el respeto a la soberanía cubana), los derechos humanos, las relaciones
económicas y la democracia.
Una condición puesta por el gobierno cubano, a través de su canciller, Bruno
Rodríguez, es que no puede haber normalización de las relaciones sin la
eliminación del embargo y el bloqueo que se tiene para relaciones comerciales
entre inversionistas de ambos países. El
hecho es que, a pesar que desde el pasado 20 de julio se haya izado la bandera cubana
–y el 14 de agosto se hará lo propio con la norteamericana- varios de los temas
a discusión no dependen directamente del Presidente Obama, sino del Congreso,
el cual tiene mayoría republicana.
Uno de ellos es precisamente la apertura de las embajadas. Los legisladores republicanos ya amenazaron
con bloquear todo recurso que se destine a la embajada norteamericana en la
isla caribeña, así como el nombramiento de quien sea propuesto embajador por
parte del Ejecutivo. Más complicado se
ha vuelto el tema que el aspirante presidencial republicano, el
cubano-estadounidense Marco Rubio, señaló que, de llegar a la presidencia,
rompería relaciones con el gobierno de Castro, cerraría la embajada en la isla
y exigiría la extradición de fugitivos norteamericanos en Cuba, así como el
cierre de instalaciones rusas y chinas que son usadas para espiar la
infraestructura en el sureste norteamericano.
Otro tema que está en debate es la base en Guantánamo. Para la oposición republicana de Estados
Unidos, el cierre de la base no está en su agenda de discusión, como tampoco
está en la de Cuba los derechos humanos y la apertura de derechos políticos,
cuestiones que seguramente tendrán que ser discutidas. Ello va a crear un fuerte debate interno
puesto que los republicanos –y una parte de demócratas conservadores- ven como
una mala señal el reconocimiento legítimo del gobierno cubano, una dictadura de
más de 5 décadas. No dudo que también se
opondrán a la iniciativa del cierre de la base en la isla que ha anunciado la
Casa Blanca, a pesar que en ella haya apenas 116 presos que cuestan 100
millones de dólares al año al erario norteamericano.
Según los críticos de esta decisión del Presidente Obama, al reconocer
Estados Unidos al gobierno de Raúl Castro, también estaría aceptando las
prácticas antidemocráticas que durante décadas ha ejercido su familia, valores
a los cuales, en teoría, no son compatibles con la filosofía norteamericana. ¿Podrá Estados Unidos romper el cerco
autoritario cubano?
Sin embargo, la noticia ha agradado a una mayoría en la opinión pública
en Estados Unidos. De acuerdo a una encuesta realizada entre el 14 y 20 de
julio por el Pew Research Center, 72%
de los entrevistados se mostró a favor del fin del embargo económico hacia
Cuba. Asimismo, 73% aprobó la reapertura
de las embajadas en ambos países. Estos
datos aumentaron con respecto a la encuesta hecha en enero del presente
año. En el primer caso fue del 66% y en
el segundo del 63%.
Fuente: http://aristeguinoticias.com/2107/mundo/7-de-cada-10-estadounidenses-aprueban-el-fin-del-bloqueo-economico-en-contra-de-cuba/
Lo anterior permite obtener una
deducción: que las nuevas generaciones en Estados Unidos están más interesadas
en estrechar vínculos económicos, inversiones o simplemente de disfrutar los
recursos naturales que tiene la isla caribeña que seguir viviendo en el
recuerdo de la Guerra Fría. Cuba, por su
parte, no sólo pide la suspensión del embargo sino una compensación económica
por el efecto que éste generó durante 5 décadas: 1 billón 112 mil 534 millones
de dólares.
El camino en la relación Estados
Unidos-Cuba no será fácil en los siguientes meses. El panorama puede empeorar si en las
elecciones presidenciales el partido Republicano ganara. Al menos dos de sus aspirantes han
manifestado posturas intransigentes hacia la comunidad latina. Imaginar a un Donald Trump como Presidente no
sólo puede ser un riesgo para la relación con Cuba sino también con México y con
la propia vida del partido Republicano.
Las declaraciones despectivas hacia los mexicanos hablan de una
intolerancia peor de la que se puede tener con la lactosa.
Lo más crítico es que a Trump le ha
funcionado su estrategia mediática que, a pesar de ser cuestionado por sus
afirmaciones, hoy le lleva 11 puntos porcentuales a su más cercano competidor,
el Gobernador de Wisconsin, Scott Walker; y 12 puntos a Jeb Bush, ex Gobernador
de Florida, según una encuesta hecha por la cadena televisiva ABC y el diario The Washington Post.
¿Cómo sería, bajo la dirección de
un Presidente como Trump la relación con la comunidad latina? De ello habrá que esperar como también el
desarrollo de las relaciones con la isla.
El pragmatismo norteamericano hará nuevamente gala de sus herramientas
para invadir Cuba de capitales, inversiones y todo lo que el libre mercado
ofrece. Al parecer, Estados Unidos
entendió que la conquista de Cuba no era por la vía de las armas –como se
intentó en Bahía de Cochinos- sino por el capital, un capital que la misma isla
empieza a digerir paulatinamente. Con
todo ello, presenciar un hecho histórico que formará parte de la lectura
obligada en los libros, es un privilegio.
El tintero.
El gobierno federal anunció la desaparición del Instituto Estatal de
Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), que representó el golpe mortal a la
Coordinadora Nacional de Trabajadores del Estado (CNTE). Le cerró la llave de recursos. Tan sólo en los últimos 10 años, la CNTE hizo
uso de 141 mil 736 millones de pesos como parte del presupuesto del IEEPO. De ese total, sólo el 15% se usó para
mejoramiento de escuelas, lo demás se fue en sueldos de los 1,840 trabajadores
sindicalizados. En el presente año, el
recurso asignado y controlado –hasta ahora- por la CNTE fue de 17,788 millones
de pesos, 3,600 millones más que lo que recibieron en 2014. La pregunta obligada será: ¿y ahora quién se
verá beneficiado con tanto recurso?
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