Pensamiento lateral.
Inseguridad,
desempleo y corrupción: preocupaciones del ciudadano.
Por: Miguel Á. Martínez Castillo. (*)
Muchas son las leyes en un
estado corrompido.
Tácito (55-115)
Historiador romano.
¿Cómo cree necesario que el Estado mexicano, el Congreso y
todos aquellos actores políticos que tienen que ver, debieran combatir la
inseguridad, el desempleo y la corrupción que vive el país? Esta pregunta es resultado de lo que
encuestas y sondeos arrojan cuando se le pregunta al ciudadano cuáles son los tres
principales problemas que tiene México.
Y sí, tanto la inseguridad como la falta de empleo son dos de los temas
que ocupan la mente del votante, no por ello los spots de los partidos van dirigidos a mejorar la economía
(traduciéndose ésta en generación de empleos), desde la reducción del IVA en
zonas fronterizas, pasando por los vales de medicina, escolares, despensa,
etc., hasta la discusión de una nueva reforma fiscal. Mérito a parte tiene la corrupción, que ha
sido uno de los dolores de cabeza más persistentes de la frágil democracia
mexicana.
Según los resultados de la Segunda Encuesta Nacional de
Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG) del INEGI que dio a conocer en junio de
2014, la inseguridad, el desempleo y la
corrupción son los temas que preocupan hoy al ciudadano. 7 de cada 10 mexicanos ve con preocupación la
situación de la inseguridad en el país, mientras que 5 de cada 10 tiene en
mente cómo emplearse, y un porcentaje similar a éste último cree que la
corrupción es el mayor problema.
Fuente: Instituto de Administración Pública del Estado
de México. http://prospectivaiapem.org/datos-sobresalientes-de-la-segunda-encuesta-nacional-de-calidad-e-impacto-gubernamental-encig-2013-inegi-que-se-dio-a-conocer-el-16-de-junio-de-2014/
Los tres temas están relacionados intrínsecamente. A falta de empleo, la inseguridad crece; al
combatir la inseguridad, la corrupción aparece; y el poco empleo que se genera,
la corrupción impera. No es de extrañar
que México el año pasado haya aparecido en el lugar 103 de 175 países evaluados
por Transparencia Internacional a
través del Índice de la Percepción de la Corrupción, con una calificación de 35
puntos sobre 100. Ello significa estar
en el último lugar de entre los miembros de la OCDE, a 82 posiciones de Chile y
34 de Brasil.
A nivel nacional, 88.3% de la gente piensa que la práctica de
la corrupción es muy frecuente o frecuente en México y en su entidad. Lo peor de todo es que dicha práctica está
identificada entre los cuerpos policíacos. 89.7% lo considera así, seguido de
los partidos políticos con 84.4% y los ministerios públicos con 78.4%.
Fuente: Instituto de Administración Pública del Estado
de México. http://prospectivaiapem.org/datos-sobresalientes-de-la-segunda-encuesta-nacional-de-calidad-e-impacto-gubernamental-encig-2013-inegi-que-se-dio-a-conocer-el-16-de-junio-de-2014/
Y si se va más a fondo, a nivel local, hallaremos que San Luis Potosí, el Distrito Federal, el
Estado de México, Chihuahua y Quintana Roo, son las entidades que presentan
más casos de víctimas por la corrupción.
Todas ellas superan el promedio nacional que es de 12,080 casos por cada
100,000 habitantes, como lo muestra el cuadro siguiente:
Fuente: Instituto de Administración Pública del Estado
de México. http://prospectivaiapem.org/datos-sobresalientes-de-la-segunda-encuesta-nacional-de-calidad-e-impacto-gubernamental-encig-2013-inegi-que-se-dio-a-conocer-el-16-de-junio-de-2014/
Pero, ¿cómo frenar la inseguridad, la corrupción y generar
una mayor cantidad de empleos? Es sencillo hablar del problema y darle vuelta
tras vuelta, hablar del qué pero no tanto si se trata del cómo. En primer lugar, ¿qué explicación puede darse
si en materia de seguridad se han destinado millonarias partidas
presupuestales? El Subsidio para la
Seguridad Pública Municipal, el SUBSEMUN, tuvo de 2008 a 2014, recursos que
incrementaron en un 24% para llegar a más de 4,700 millones de pesos. Entones, ¿por qué sigue creciendo la
inseguridad?
La respuesta tiene que ver con cuestiones de fondo. Se sabe que la gente no confía en sus policías
porque éstos tienden a extorsionarlos, exigen sobornos o simplemente no cumplen
con la encomienda de servir, pero, ¿se ha preguntado por qué sucede? Vayamos
por partes. ¿Qué tan preparados están? Alrededor
del 70% de los policías apenas y tienen terminada su educación básica
(secundaria) y alrededor de un 2% son analfabetas. Eso no es todo, en cuanto a su salud, están
reprobados: un 60% presentó problemas cardiovasculares (hipertensión, diabetes)
y de la vista. Sólo en la policía
federal, que se piensa son de mayor formación, el 41% fueron declarados
médicamente como obesos.
Otro problema es el salario y las prestaciones. Ganar 4,000 pesos al mes por arriesgar la
vida está para pensarse, peor si les establecen jornadas de trabajo de 24 por
24 horas o incluso hasta más, afectando su salud. Con todo eso ya ni es necesario pensar si
tienen algún tipo de seguro de indemnización en caso de accidente o por perder
alguna parte del cuerpo que le impida seguir trabajando. Sus oficinas de asuntos internos son claros
ejemplos de la corrupción al interior que impide que el propio elemento
denuncie a sus superiores. ¿Qué es lo que se requiere hacer?
De entrada darles formación.
Mediante el fortalecimiento de las Academias existentes y su evolución
en Institutos que brinden formación académica, física, adiestramiento e incluso
orientación y tratamiento psicológico, se empezaría a cambiar el rostro de la policía. Ello acompañado de salarios acorde a lo que
arriesgan diariamente, así como seguros de vida, accidente y de un nuevo
sistema de auditoría policíaca que coloque y dote de atribuciones a verdaderos
fiscales internos que combatan los actos de corrupción de los elementos de
seguridad pública.
La corrupción podrá disminuir –por una parte- si se cuentan
con instancias internas, llámense contralorías- que no dependan de la
administración en turno. Resulta irónico
que un Presidente de la República o Gobernador nombre a un Secretario de la
Función Pública o Contralor para que vigile su conducta como servidor público. Una
propuesta presentada por la oposición y aprobada por el Congreso resultaría más
creíble para limitar la corrupción. Habrá
que medir el alcance de la Ley anticorrupción que se está discutiendo pero por
lo pronto el PRI no avaló quitar el fuero a autoridades cuando enfrenten un
proceso.
En cuanto al empleo, el tema tiene que ver con la política
económica. Al ciudadano le interesa
tener un empleo pero no pagar impuestos, y al gobierno le interesa generar
impuestos o aumentarlos y generar empleos, como sea y en las condiciones que
sean pero crearlos para ensanchar la gráfica de barras en la estadística. Incrementaron el IVA en zonas fronterizas
pero no se ocuparon de los efectos posteriores, por ejemplo. El gobierno debería incrementar el gasto
público, pues aún recuerdo que al inicio del actual mandato, éste se contrajo y
el efecto fue devastador.
A pesar de que la prioridad en el ciudadano es la seguridad,
seguido del desempleo, creo que lo primero a resolver es la corrupción. Combatiéndola se logrará tener instituciones
eficientes, servidores públicos y policías que respeten la ley, aunado a las
mejoras internas ya expuestas, sin duda fomentará o coadyuvará al crecimiento
económico, lo cual proveerá empleos donde los que tengan las aptitudes sean
quienes se queden con el puesto. Si no
se pierde nada con plantearlo, menos con intentarlo.
El tintero.
Cancún, el paradisíaco lugar del Caribe, porción de tierra
que pertenece a mi Quintana Roo, lugar de donde soy originario, cumplió 45 años
de fundación. En medio de campañas
electorales y de una grave crisis social y de seguridad, uno de los destinos
más visitados del mundo corre el riesgo de perder su atractivo: erosiones de
playa, primeros lugares en suicidio, violaciones y embarazos no deseados en
adolescentes, son el reflejo del otro Cancún,
el de los mexicanos de a pie.
Como un dato adicional al tema de corrupción, en 2014 se
perdieron 1,100 millones de dólares de Inversión Extranjera Directa en México a
causa de prácticas vinculadas a la corrupción, según algunas ONG´s e
instituciones académicas como el CIDE, IMCO y el Semáforo Económico.
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