Pensamiento lateral
¿Qué nos deja este primer año de gobierno?
Por: Miguel Á. Martínez Castillo (*)
Cuando yo era chico me decían que
cualquiera podía llegar a
Presidente de la nación. Estoy empezando a
creerlo.
Clarence S. Darrow
(1857-1938) Abogado estadounidense.
Enrique Peña Nieto
cumplió un año como Presidente de México.
Ese 38% del total de votantes que acudieron a las urnas y le dieron su
confianza, junto con los que no lo hicieron y los que no acudieron a votar, tenemos
el deber de hacer un análisis objetivo de su administración. Al final, hayamos o no votado, a todos nos
impacta.
Existen varios temas que
llevarían páginas analizar, pero considero que hay al menos 3 en las que vale la
pena detenerse un momento: política,
económica y de seguridad. En cuanto al primero, a pesar de que Peña Nieto empezó
su gobierno con una aprobación del 55%, producto en parte de la certeza de la
diferencia de votos entre el primer y segundo lugar, cuestión que en 2006 no se
dio y que hizo más polarizada la sucesión presidencial, más de la mitad de los
mexicanos daba su voto de confianza al nuevo presidente.
De acuerdo a algunos
estudios hechos por medios electrónicos (www.adnpolítico.com), el gobierno de
Peña ha cumplido con 56 de las 374 promesas hechas, es decir, un 15% del
total. De estas 374 promesas, 13 de
ellas anunció que aplicaría de manera inmediata, 95 que son del Pacto por
México y 266 que hizo en campaña. De
todo ello, lo más destacable ha sido la firma del Pacto por México que bien o
mal ha atado a unos y servido como medio de presión a otros. Al menos, para el mandatario federal, le
permitió ganar puntos en su imagen, pasando a niveles superiores al 60% de
aceptación posterior a su firma.
Si nos enfocamos
únicamente a la cantidad, desde los últimos 4 sexenios no se había visto en un
gobierno que se aprobaran 5 reformas estructurales; sin embargo, la pregunta
más importante es: ¿cuál será el balance cualitativo de las reformas
aprobadas? La financiera y de
telecomunicaciones si bien tuvo debate no generó tanto desgaste, como sí la
tuvieron la educativa y la fiscal, además de una desestabilidad social que ha
afectado a varias entidades, principalmente el Distrito Federal con las
incontables movilizaciones de los maestros.
La liberación de
Florence Cassez y Rafael Caro Quintero, así como la detención de Elba Esther
Gordillo, fueron temas que empañaron el inicio del primer año de gobierno, pero
más cuestionable será la reforma político-electoral que está por
aprobarse. Diversos académicos coinciden
en el hecho de que el presidencialismo mexicano ha cambiado su rol en el
sistema político, pasando de ser una figura fuerte a una acotada y limitada, en
parte, por el fortalecimiento de los gobiernos locales que se han convertido en
verdaderos virreinatos, y a la creación de varias instituciones, como derechos
humanos, transparencia y la función pública.
Prueba de lo anterior ha sido la serie de cambios que se han hecho al
texto original de la reforma, donde en un principio se contemplaba la
desaparición de los institutos y tribunales electorales locales, pero debido a
la presión de los gobernadores, ahora no desaparecerán y no solo eso, sino que
además será a propuesta de los congresos locales (controlados en su gran
mayoría por los gobernadores) quienes presentarán las propuestas para las
representaciones locales del Instituto Nacional de Elecciones (INE). No quiero pensar que esta reforma busque,
entre otros objetivos, el regreso a un centralismo y en consecuencia, a un
fortalecimiento de la figura presidencial de nueva cuenta, sería un grave
retroceso.
En cuanto al tema
económico, ha sido uno de los más cuestionados debido al nulo crecimiento y a
la magra generación de empleos. De 3.9%
que se estimaba que creciera la economía a principio de año, se redujo a 1.3%, que
en términos reales significaría un estancamiento. No menos compleja está la situación del
empleo: este año se cerrará con la generación de apenas 420 mil empleos, 230
mil menos con respecto al año pasado.
Por su parte, el desempleo ocupó niveles superiores al 5% es decir, que
casi 3 millones de personas en condiciones de trabajar, hoy no tienen un
empleo.
A esto hay que
agregarle la contracción del gasto público en un principio, donde se vio
afectada la economía nacional, ya que el gobierno dejó de gastar miles de
millones que impactaron al sector de la construcción, principalmente, y ésta a
su vez, en la generación de empleos.
Como medida alterna, el gobierno autorizó mayor erogación pero al mismo
tiempo pidió incrementar el porcentaje del déficit fiscal, es decir, gastar más
de lo que se tiene. Sin embargo, el daño
ya estaba hecho y la economía seguía naufragando.
Con la reciente
reforma fiscal aprobada, se tiene una gran incertidumbre sobre su efecto
positivo posible, ya que, por un lado, golpea a las regiones fronterizas con el
aumento del IVA al 16%, así como la creación de nuevos impuestos como el de
mascotas y servicios turísticos. En lo
particular, Quintana Roo fue uno de los más afectados, puesto que no solo es
parte de la región fronteriza sino que su principal dinamismo económico es el
turismo. No se diga de otros estados que
tienen como actividades económicas la maquila, que sufrirán la contracción de
empleos para apaciguar la crisis.
Finalmente, en el tema
de la seguridad, éste ha presentado un cambio pero más en la forma que en el
fondo. La criminalidad y la inseguridad
mantienen sus niveles y en algunos rubros ha incrementado con respecto al
sexenio anterior. Durante el primer año
de gobierno se han llevado a cabo más de 17 mil homicidios vinculados al crimen
organizado (al menos las que ha dado el gobierno), mientras que en el primer
año de gobierno de Calderón fue de apenas poco más de 10 mil.
En cuanto a las
extorsiones, también hubo incremento en un 12% con respecto al último año del período
de Calderón: pasaron de 6,487 denuncias a 7,270 durante el primer año de Peña
Nieto. Mismo caso es para los secuestros: en el último año de Calderón la cifra
fue de 1,157 y en el primer año de la actual administración ascendió a 1,446.
Uno de los pendientes en
materia de seguridad que están atorados es la gendarmería nacional, una especie
de policía nacional pero no mando único como proponía Calderón, sino que ésta
estaría sujeta a la autoridad de los gobernadores. Ello habla de la evidente resistencia a
establecer políticas uniformes que, por un lado, terminen con los focos de
corrupción al interior de las corporaciones policías, pero, por el otro, a ceder
la autoridad por parte de los estados a la federación.
El único cambio que
percibo en la seguridad es su difusión en los medios. Ha dejado de ser el título de ocho columnas
de los periódicos y en contraparte se le ha marginado a un rol más discreto,
sin resultados pero de bajo perfil. Esto
sin duda que le ha permitido al actual gobierno llevar el tema entre líneas,
zozobrando como sea pero sin llegarle a impactar como sí le sucedió a su
antecesor.
Hay otros temas que
ameritan atención inmediata, como son la transparencia, la cual ha presentado
avances importantes con la reciente reforma promovida, pero también en derechos
humanos, endeudamiento público y corrupción.
Este último rubro ha sido uno de los principales dolores de cabeza para
los mexicanos, puesto que a nivel mundial ocupamos el lugar 106 de 177 países
evaluados por Transparencia Internacional en 2013, y el 22 de 31 en la región
del continente americano. Lo peor de
todo ello es que 7 de cada 10 mexicanos cree que la corrupción ha incrementado,
e igual número piensa que las acciones para combatirla simplemente no
funcionan.
Habrá que esperar el
transcurso de 2014 donde se determinarán varios escenarios: el impacto de la
reforma educativa, con la aplicación de evaluaciones y el nuevo sistema de
competencias interno; los efectos de la reforma fiscal, con la homologación del
IVA y la creación o aumento de impuestos; el nuevo sistema electoral que prevé
la reelección y un solo órgano electoral para todo el país, y; una reforma
energética que está por asomarse y que sin duda será bien aprovechada por la
izquierda como bandera para reposicionarse.
Solo hay que recordar un detalle: 2014 es un año preelectoral donde se
definirán las bases para la renovación de la cámara de diputados y los efectos
de las reformas pueden empezar a cobrarle al gobierno federal sus primeras
facturas, facturas que incrementarán de un 11% a un 16% más de costo político.
El tintero.
Preciosa noticia nos
pudo haber llegado cuando el PRI anunció a su nuevo delegado en Quintana Roo.
Diversos columnistas del centro del país habían prevenido incorporación del ex
gobernador de Puebla, Mario “precioso” Marín como delegado en el estado. Al final, optaron por uno no menos
cuestionado: el ex gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, quien tiene fama de
represor. En esta ocasión las botellas
de cognac no tuvieron el efecto esperado.
No puede pasar por
alto que el Consejo Nacional del PAN haya suspendido su sesión por ausencia de
quórum. Poco les interesa a algunos
panistas que el mayor daño que hacen no es a su dirigente sino a la institución
misma. Me pareció de muy mal gusto que
horas después de suspendida la sesión, Ernesto Cordero, Josefina Vázquez y Juan
Manuel Oliva hayan emitido un comunicado exhortando a la unidad en el
Consejo. Hay que destacar que Josefina
llegó a la sesión pero poco después se retiró del recinto –es decir que
contribuyó, intencional o no, a romper el quórum- y Oliva, quien forma parte
del CEN, fue quien pidió expresamente un pase de lista para verificar la
existencia de quórum. No hay duda que la
sucesión dejará a varios heridos en batalla.
(*) Internacionalista,
analista político y comentarista en el programa radiofónico SIPSE Café del 95.3
de FM.
Visita www.columnapensamiento.blogspot.mx
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