Pensamiento lateral.
Crisis
en el sistema de partidos.
Por: Miguel Á. Martínez Castillo. (*)
Los chinos utilizan
dos pinceladas para escribir la palabra "crisis". Una pincelada
significa "peligro" la otra "oportunidad". En una crisis
toma conciencia del peligro pero reconoce la oportunidad.
John F. Kennedy (1917-1963). Ex Presidente de
Estados Unidos.
¿Cómo habrían actuado hace un año los legisladores si en sus
manos tuvieran la posibilidad de ver el futuro inmediato y enterarse que hoy,
un ciudadano optó por la vía de la candidatura independiente y que además tiene
fuertes posibilidades de ganar la gubernatura de Nuevo León? ¿Habrían retrasado
la reforma o sencillamente quitarla del pliego?
Afortunadamente –para este caso- no sucedió. He seguido de cerca la campaña para elegir
Gobernador en Nuevo León y verdaderamente es un hecho inédito e histórico. Vi el debate que organizó el diario El Norte donde participaron los –hasta
ese entonces- cuatro candidatos con mayor representación electoral a la
gubernatura: Ivonne Álvarez (PRI-PVEM-PANAL-PD); Felipe de Jesús Cantú (PAN);
Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco
(Independiente) y; Fernando Elizondo (MC).
En cada uno pude ver las debilidades y fortalezas, pero a pesar de que
servirán para analizar el tema, éste no es el objetivo central de la columna.
¿Qué representará para el sistema de partidos predominante en
México la victoria de un candidato que decidió ir por la candidatura
independiente y buscar la gubernatura de la tercera economía más importante del
país? Para responder a esta interrogante, debo comenzar con un antecedente
histórico: la instauración del sistema de partidos.
Coincido con el planteamiento que ha hecho Juan Pablo
Navarrete en su ensayo (Sistema político
mexicano: desarrollo y reacomodo de poder), donde afirma que México se
encuentra en un sistema de partidos
moderado excluyente, es decir, un sistema político en el cual interactúan
fuerzas (partidos) que gobiernan el país.
Es moderado porque sólo son tres partidos predominantes, y excluyente
porque hacen compleja la posibilidad del surgimiento de una cuarta fuerza. Este sistema creció gracias al conjunto de
reformas que a lo largo de las décadas de los setenta, ochenta y noventa del
siglo pasado, permitieron acotar, por un lado, el poder presidencial y, por el
otro, fortalecer a los partidos políticos.
Este sistema de partidos en la actualidad ha fortalecido su
esquema derivado de la última reforma constitucional en materia electoral de
2014: incrementaron de 2% a 3% el mínimo para mantener el registro como
partidos; si bien permitieron el ingreso de la candidatura independiente como
figura, le impusieron severas restricciones: no tiene el mismo acceso a radio y
televisión que los partidos, no recibe el mismo financiamiento, requiere de
firmas –bajo un esquema calificado- para acceder a su registro y, de llegar a
ser segunda o tercera fuerza en una elección, no tendrá derecho a la
representación proporcional. Con ello
sería suficiente para que las candidaturas llegaran derrotadas antes de tiempo
a las campañas.
Sin embargo, y debo admitir que no dimensionaba hasta dónde
ha llegado el desgaste de los partidos políticos, que fue en el corto plazo que
el ascenso de la alternativa independiente ha empezado a dar sus primeros
frutos, experimentales pero al final de cuentas frutos. Nuevo León es una entidad con alrededor de 3
millones de electores e históricamente acuden a las urnas aproximadamente un
50%, es decir, 1.5 millones. De ellos,
casi medio millón representa el voto duro del PRI, lo demás se reparte entre
las restantes fuerzas políticas.
No sé si realmente El
Bronco encabeza hoy las encuestas, pero al menos tres factores me permiten
deducir que está cerca del primer lugar o que al menos está entre los primeros
dos punteros: a) en el primer debate
organizado por el Tecnológico de Monterrey la candidata priísta no asistió y sí
al que organizó el periódico El Norte.
¿A qué se debió? Muy probablemente al efecto AMLO, quien, sintiéndose en las alturas, no necesitaba ir a los
debates, cuestión que le restó más puntos de los que pudo haber perdido si
hacía un mal papel asistiendo. Ello sin
duda obligó a que se presentara al segundo evento pues sus asesores confirmaron
que perdió puntos y El Bronco creció
más de lo calculado; b) la guerra sucia; cuando un candidato
comienza a subir y a preocupar en las intenciones del voto, hay que
desacreditarlo y atacarlo. No dudo que El Bronco tiene pasado que lo cuestione,
pero de no representar amenaza alguna para el PRI y el PAN, éstos no le
dedicarían tiempo a golpearlo políticamente, y; c) las encuestas, que resultaría una consecuencia del segundo
factor pero que también incide en la decisión del votante. Dos casas encuestadoras de reconocido
prestigio, como El Universal y Reforma (a través de su subsidiaria El Norte) han asumido posturas a favor del
PRI y El Bronco, respectivamente y
cada una tiene sus números y estadísticas.
La competencia, pues, se ha delimitado a dos: Álvarez-El Bronco.
Encuestas realizadas
por El Universal y El Norte en Nuevo León.
Elección de
Gobernador 2015.
Fuente: elaboración propia con datos de El Norte y El Universal.
El ascenso de El Bronco
ha generado emoción en algunos y preocupación en otros. La declinación a su favor de Fernando
Elizondo, un candidato que si bien no tiene posibilidades de ganar es un actor
político respetable, no dudo que le aportará un par de puntos porcentuales
más. Si triunfa, significaría un duro golpe al sistema de partidos, y aunque esto
no significa su fin en el país –y al bipartidismo en Nuevo León- sí va a crear
un parte-aguas en la historia política de México y abrirá una nueva puerta, como
aquella que se formó en la alternancia de 2000.
No sé si El Bronco
conozca las dimensiones que está creando en torno a su candidatura, tanto en la
entidad como el país, así como el movimiento telúrico que propinará al sistema
político mexicano, gane o no gane. La
integración de Elizondo a su equipo y posible gobierno, indica que buscará
rodearse de aliados importantes y para éste, una decisión que astutamente
calculó y tomó salomónicamente.
Ante esta realidad política, ¿qué debe hacer el PAN? ¿Debe
anteponer sus intereses y declinar a favor de quien puede derrotar a su
antítesis partidista o mantenerse hasta el final? Es importante señalar que de presentarse un
escenario en el que ningún partido llegue a la gubernatura, El Bronco necesariamente va a tener que
negociar con los partidos, y ello implica ceder para obtener. Si el PAN declinara a favor de El Bronco, la victoria estaría asegurada
y el cogobierno también. No es la
primera –ni tampoco la última- en que el PAN hace gala de su pragmatismo
político.
Sin embargo, si este gobierno tuviera éxito, ¿quién se
llevaría los créditos, el PAN o la figura de una candidatura ciudadana? ¿El PAN podría utilizar este éxito para catapultarse
y ganar la gubernatura en la siguiente elección? Es complejo responder estás interrogantes,
puesto que si dicho gobierno llega a cumplir las expectativas, demostrará que
la opción de las candidaturas ciudadanas hace mejor las cosas sin la necesidad
de depender de un partido político, aunque se haya cogobernado. El PAN, por su parte, debe valorar qué
anteponer sobre qué porque aunque no es favorito, sí es el fiel de la balanza
en la elección.
Pero algo importante también a distinguir es que no es lo
mismo ser un candidato independiente que un candidato sin partido. El
Bronco cae, a mi juicio, en el segundo supuesto. Su pasado de 33 años en el PRI y los cargos
que ocupó no lo apartan de su vínculo con el sistema de partidos y sus vicios,
pero también es un derecho renunciar a ello e irse por la vía independiente. Así lo permite la ley electoral y así los
partidos políticos lo avalaron. Todo
esto deja más dudas que respuestas en torno a su desempeño. Sin embargo, su carisma foxista ha creado una cortina que al electorado agrada y, en muchos
casos, acepta.
Finalmente, y de nueva cuenta, el norte del país es el origen
de un cambio en el sistema político mexicano.
Lo fue cuando Baja California pasó a manos de gobiernos de oposición; lo
fue cuando Maquío y un grupo
importante de empresarios rompieron con el PRI y decidieron ir por la vía
opositora. Hoy, el norte puede
nuevamente hacer historia al tener un gobernador que no va respaldado por un
partido político.
Lo más irónico de todo esto es que un ex priísta y un ex
panista pueden mandar a descansar al PRI y al PAN en Nuevo León, pero éstos
deberán tener la madurez política para encontrar los canales de comunicación
para gobernar. Pero, ¿colaborarán el PAN
y el PRI con un gobierno emanado por sus ex afiliados? ¿Analizarán si limitan o
fortalecen más las candidaturas independientes? ¿Dejarán gobernar o hundirán el
barco? A su tiempo.
El tintero.
Un nuevo escándalo de corrupción se da en el entorno
internacional. Tocó ahora al máximo
órgano regulador del fútbol, la FIFA. 14
funcionarios, entre ellos máximos dirigentes regionales del mundialmente famoso
deporte –CONCACAF, CONMEBOL- están involucrados. Según la declaración del Departamento de
Justicia estadounidense, los actos de corrupción datan de los últimos 24 años,
es decir, desde el mundial de Italia 1990.
No por ello algunos de los detenidos hoy tienen más de 80 años de edad.
¿Cuándo el fútbol dejó de ser un deporte para convertirse en un negocio de
calzoncillos cortos?
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