Pensamiento lateral
Seguridad y política exterior.
Por:
Miguel Á. Martínez Castillo. (*)
Ningún
hombre es lo bastante bueno para gobernar a otros sin su consentimiento.
Abraham Lincoln (1809-1865). Décimo sexto presidente
de Estados Unidos.
Hoy por la mañana leí una noticia
que llamó mi atención y que puede pasar por alto para muchos lectores: durante
su participación en la Asamblea General de la Organización de las Naciones
Unidas (ONU), el Ejecutivo Federal mexicano anunció que el gobierno cooperaría
en las acciones de paz de dicho organismo multilateral, particularmente en
acciones de reconstrucción, asistencia humanitaria y seguridad.
Tal aseveración me recordó a
aquella política exterior denominada proactiva
que Jorge Castañeda acuñó al nuevo dinamismo internacional mexicano como
producto de un bono democrático
obtenido en las elecciones de 2000. Uno
de sus objetivos fue ocupar un asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU y
formar parte de las grandes decisiones.
Hoy, al leer que México participará en las acciones de paz de la ONU significa
no sólo coadyuvar en acciones humanitarias, también lo es en la solución de
conflictos, puesto que la seguridad obliga precisamente a establecer no solo
medidas normativas, sino la intervención armada.
Habrá que conocer a fondo en qué
consiste la aportación que hará México en las acciones de paz de la ONU. La historia ha dado inmejorables ejemplos del
gran costo político que debe asumirse cuando se intenta estar al nivel de una
potencia, y más cuando se es vecino de la mayor potencia mundial. La guerra contra Irak y el debate sobre
apoyar un conflicto carente de toda legalidad estableció los verdaderos límites
de México en el contexto internacional.
Darle la espalda a su principal socio y amigo era traicionar esa
confianza construida por ambos gobiernos, y más si a México le interesaba
firmar en ese momento un acuerdo migratorio.
En palabras del propio Castañeda, no
era tiempo de regatearle a Estados Unidos.
Por el otro lado, apoyarle representaría abandonar una tradición
diplomática que ha sido el manual de las bases de la política exterior mexicana,
además del costo político interno que habría de llevarse el gobierno y la
descalificación de la comunidad internacional.
Otro de los cambios propuestos
fue al interior del Consejo de Seguridad.
Señaló que es necesario ampliar el número de sus integrantes no
permanentes en aras de fortalecer su transparencia, rendición de cuentas y capacidad
de respuesta. Ello se podría lograr con
espacios de largo plazo con posibilidad de reelegirse en un período inmediato
con la idea de establecer equilibrios con base en una mayor representación
geográfica.
De igual manera, propuso que el
poder de veto no sea aplicable en casos de violaciones graves a los derechos
humanos, cuestión que me parece atinada en el compendio de propuestas
hechas. En cuanto a la paz y la
seguridad internacionales, propuso que todos los países signaran y ratificaran
el Tratado sobre Comercio de Armas para impedir su tráfico y evitar los males
que causan a la sociedad.
Veo muy difícil que se amplíe el
número de asientos no permanentes en el Consejo de Seguridad puesto que el
actual status quo que rige en su
interior, no permitirá la inclusión de más actores participantes. Mismo caso encuentro con la limitante en el
poder de veto para violaciones graves a los derechos humanos. Cualquier guerra que emprenda una potencia
necesariamente se verá obligada a apartarse de tales garantías humanas. Ejemplos de esto hay y sencillamente la ONU
no ha logrado detenerlas. Del tratado de
armas, pues también es una misión complicada puesto que para muchos resulta un
redituable negocio, sobre todo para Estados Unidos.
Pero mientras el gobierno
mexicano busca sumar unidades a los cuerpos de paz o cascos azules a la ONU, la situación de la seguridad interna no ha
avanzado. Apenas se cumplirán 2 años de
gobierno y la lista de homicidios en el país asciende a 30 mil. Las últimas noticias que han señalado los
vínculos de políticos, autoridades de distintos órdenes de gobierno, incluso de
algunos medios de comunicación con el crimen organizado, deducen que la
contaminación de las instituciones ha llegado hasta la médula ósea. La noticia más reciente del homicidio del
diputado priísta por Jalisco, Gabriel Gómez Michel y del corresponsal de
Televisa en Michoacán entrevistándose con La
Tuta, ha generado preocupación en el gobierno.
De acuerdo a algunos estudios
hechos por la CONCAMIN y el Centro de Estudios del Sector Privado, en México la
inseguridad nos cuesta alrededor del 7% al 15% del PIB. Por su parte, el Instituto para la Economía y
la Paz considera que asciende a 6.8%, niveles incluso superiores a países con
menores ventajas y recursos, como Nicaragua, Ecuador o Guinea, entre otros.
COSTO DE LA INSEGURIDAD POR PAÍS CON RESPECTO AL
PIB.
Fuente:
http://www.semaforo.mx/index.php/0/cuanto-nos-cuesta-la-inseguridad?
Lo anterior significa, en
términos monetarios, que entre 10 mil y 20 mil pesos por año por mexicano nos
cuesta la inseguridad en el país. Y de
la inseguridad, la violencia que se genera se debe en su mayoría al
narcomenudeo: 65% de los casos de violencia son a causa de este problema. Ello me lleva al planteamiento de la pregunta
siguiente: ¿ha resultado la política contra las drogas? El problema involucra no solo a México sino a
Estados Unidos también. Más bien el
segundo involucró al primero. En febrero
de 2012 el fundador de Law Enforcement
Against Prohibition (LEAP), Jack Cole, un ex policía de Nueva York que fue
agente antinarcóticos encubierto durante 26 años, afirma que fue un grave error
iniciar la guerra contra las drogas. Él
es impulsor de su legalización para disminuir las estadísticas duras. Recordó que en 1993, cuando se legalizó el
alcohol en Estados Unidos, Al Capone perdió presencia e influencia en las
calles y terminó por ser debilitado. Lo
mismo, sostiene, puede suceder con las drogas.
En su intervención, ofreció
algunos datos interesantes: al inicio de la década de los setenta del siglo XX,
cuando se declara en Estados Unidos la guerra contra las drogas, las
probabilidades de morir a causa de ellas era menor que las de fallecer por la
caída de unas escaleras o por atragantarse con los alimentos. Estableció que si la guerra contra las drogas
hubiese resultado, 7 factores debieron haber cambiado: menor oferta;
disminución de la pureza de la droga; aumento en su precio; disminución en su
consumo; disminución de muertes por sobredosis; disminución de asesinatos por
prohibición de la droga y; disminución de detenciones por violación de drogas.
La realidad, sostiene Cole, es
que la oferta ha aumentado y se evidencia en la cantidad medida en toneladas de
la droga que se incauta actualmente, su pureza ha pasado de 1.5% a 60% en los
últimos 40 años, su precio ha disminuido en un 60% al mayoreo, por solo señalar
algunos datos. Esta realidad es la que
está afectando al vecino país del norte y a México también, en consecuencia.
Pero mientras se piensa en mandar
cascos azules mexicanos a la ONU, la
inseguridad en el país es de preocupar.
De acuerdo a estudios hechos por el Semáforo Delictivo Nacional, los
índices de delito como homicidios, secuestros, extorsiones, entre otros, si
bien han mostrado una tendencia a la baja, cuando se analizan a nivel de
entidad, éstos son de preocupar. Solo de
enero a agosto de 2014, 3 de los 8 rubros señalados en la tabla siguiente
aumentaron sus niveles (robo a negocio, lesiones y violaciones), mientras que
uno se mantuvo igual y el resto disminuyó.
Lama la atención que de la lista, en 5 de ellas las encabeza el Estado
de México y otras más donde la media nacional es superada.
ÍNDICE DE INSEGURIDAD EN MÉXICO POR TIPO DE DELITO
ENERO-AGOSTO 2014.
Delito
|
Enero 2014
|
Agosto 2014
|
Media nacional
|
Entidad con mayor índice (*)
|
Homicidio
|
1,368
|
1,282
|
1,749
|
Estado de México (486)
|
Secuestro
|
136
|
116
|
137
|
Tamaulipas (70)
|
Extorsión
|
594
|
407
|
558
|
Estado de México (212)
|
Robo a vehículo
|
15,186
|
13,484
|
17,522
|
Estado de México (11,832)
|
Robo a casa
|
8,755
|
8,553
|
9,707
|
Baja California (3,513)
|
Robo a negocio
|
5,936
|
6,017
|
6,376
|
Distrito Federal (3,170)
|
Lesiones
|
10,555
|
12,331
|
13,119
|
Estado de México (9,135)
|
Violaciones
|
916
|
1,040
|
1,217
|
Estado de México (398)
|
(*)
Cantidades en los últimos 3 meses.
Fuente:
Elaboración propia con datos de: http://www.semaforo.com.mx/Semaforo/Incidencia
Si a esto le agregamos que 6 de
cada 10 mexicanos no denuncia un delito por falta de credibilidad hacia la
autoridad, entonces la situación de la seguridad no va bien. De nada servirá que el gobierno mexicano se
involucre en operaciones de paz cuando ella –la paz- es necesaria primero en
México. Se debe releer la historia y no
cometer errores que han generado un alto costo político como lo fue en la
relación con Cuba en 2002.
El tintero.
Es un hecho que la democracia
cuesta, y mucho. El INE anunció que para
revisar la legalidad y autenticidad de las alrededor 13 millones de firmas de
ciudadanos que participaron en las campañas que realizaron 4 partidos políticos
para abrir una consulta ciudadana en 2015, le costará nada menos que 30
millones de pesos. El recurso, informó
el instituto, será para contratar a 1,700 personas eventuales y rentar edificios
para llevar a cabo su labor.
Varias agrupaciones civiles
presentaron una demanda de juicio político contra el titular de la Comisión
Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Raúl Plascencia Villanueva, por
omisiones ante las 70 mil personas fallecidas durante el sexenio de Felipe
Calderón, las 1.6 millones desplazadas por la violencia generada por el crimen
organizado y de las 48 mil personas desaparecidas, así como de los intentos de
algunos gobiernos de reglamentar las manifestaciones, entre otras
denuncias. No hay duda que la
credibilidad ha llegado hasta la propia institución encargada de proteger los
derechos humanos de la sociedad mexicana.
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