Pensamiento lateral
Las dos celebraciones del 16 de septiembre.
Por:
Miguel Á. Martínez Castillo. (*)
La crítica debe hacerse a tiempo; no hay que
dejarse llevar por la mala costumbre
de criticar sólo después de consumados los hechos.
Hace un par de días una
periodista me hizo la siguiente pregunta: ¿tiene algo que celebrar el Partido
Acción Nacional por sus 75 años de vida?
La pregunta en sí resultaría fácil de responder pero creo que en el
fondo encierra un enigma que vale la pena reflexionar antes de dar
contestación. En esta ocasión decidí
analizar dos eventos que representan, por un lado, un sentimiento que para
algunos continúa siendo un factor de identidad nacional, como lo es el grito de independencia. Por el otro, está la fundación del PAN, el
partido que representó en un momento de la historia un contrapeso al sistema de
partido hegemónico en el poder político mexicano.
Ambos eventos sin duda tienen un
significado especial, que no los pongo en comparación porque representan hechos
y circunstancias distintas. La
independencia o el grito, que es el
mayor acto o ejercicio de identidad nacional, supera en casi no mucho la
participación de México en los mundiales de fútbol soccer. No sé si en parte por la influencia del
marketing pero nunca antes como en este mundial pasado, se vio y se sintió el
nacionalismo mexicano. En una ocasión
recuerdo haber escrito que todo futuro presidente debería incluir en sus
proyectos y objetivos de política exterior calificar a la selección mexicana de
fútbol al mundial, puesto que para algunos es la idónea forma de distraer la
atención de los asuntos públicos, y por la otra, determina el grado de
consumismo en los negocios, lo que es una excelente noticia para el sector. Y claro, representa un interés nacional si
así puede nombrarse.
Hoy, el significado ha adquirido
interpretaciones diversas y ha sido modificado, agregado e incluso alterado. Y para ello algunos ejemplos. En Chiapas, el Gobernador Velasco no solo
hizo hincapié de los iniciadores de la guerra de independencia –Hidalgo,
Morelos, Allende, Josefa Ortiz, entre otros- sino que incluyó a otros héroes mexicanos y personajes extranjeros
que estuvieron en otra época, como Emiliano Zapata, Benito Juárez, Belisario
Domínguez y Fray Bartolomé de las Casas.
Otro caso, fue en Quintana Roo,
donde un alcalde confundió a Ignacio Allende y lo llamó Miguel Allende, aunque
dándose cuenta de su error corrigió al momento.
Uno más fue con el alcalde de Izúcar de Matamoros, Puebla, que decidió
usar el bando presidencial para la pronunciación del grito de independencia. Lo
anterior nos da muestra de dos hipótesis: o son protagonistas o dan muestra de
su ignorancia de la historia de México y sus leyes y protocolos. Me detengo más en el primer caso puesto que
el segundo deduzco que fue más producto del nerviosismo que del desconocimiento,
y del tercero, de un mero protagonismo.
Abogado por la Universidad
Humanitas, Velasco Coello es el Gobernador más joven de México con 34 años de
edad. También fue el diputado local más
joven de su entidad con apenas 21 años y de ahí ascendió a otros cargos para
ser diputado federal y senador. Hoy,
siendo Gobernador ha sido objeto de críticas por la oposición por el excesivo
gasto erogado para publicitar su imagen a nivel nacional. Aproximadamente 130 millones de pesos usó del
erario para difundir su primer año de gestión.
El pasado 15 dio muestra de su acervo histórico al enumerar a una lista
de héroes nacionales sin importar si vivieron o no en 1810: Juárez apenas tendría
4 años de edad; de Zapata, ni sus padres se habían conocido y habría que
esperar 69 años para que llegara al mundo; de Belisario Domínguez, también
tendría que esperarse unos 53 años para conocerle y; de Fray Bartolomé, pues él
vivió tres siglos antes que nuestros héroes.
Quiero pensar que por los vínculos que tuvieron Belisario Domínguez
–nacido en Chiapas- y De las Casas –Obispo de Chiapas durante el Virreinato- es
que hayan sido mencionados en el discurso del gobernante, pero de nueva cuenta
dudo que supiera tal información.
En otro orden de ideas, para
muchos fueron cuestionables los sistemas de seguridad aplicados en los
alrededores del Zócalo de la Ciudad de México para presenciar el espectáculo de
luces, fuegos artificiales y demás eventos programados para la noche
mexicana. Adultos y niños fueron
revisados sin distingo, lo que ocasionó el malestar e indignación de varios
asistentes. Un medio de comunicación
publicó dos imágenes que describen al México doble: el México de los de arriba y el México de los de abajo.
Otros se quejaron de no tener
garantizado su puente patrio, como lo hizo saber la consejera
electoral del hasta ahora Instituto Electoral del Distrito Federal. Pero esta recopilación de eventos es el
reflejo de un solo pero a la vez múltiples Méxicos
que personalmente identifico: la del México
dividido. Y eso me lleva al segundo
punto que quiero reflexionar, la política, en particular los partidos.
Simultáneamente al inicio de la
independencia mexicana, pero casi un siglo y medio después, surgió de la idea
de varios intelectuales destacados, el concepto de un partido político que
reflejara las necesidades sociales y atendiera en consecuencia sus
demandas. El PAN, a 75 años de haber
nacido, debe responderse a sí mismo a la pregunta: ¿tiene algo que
festejar? Ello me regresa a la
entrevista que me hicieron vía telefónica.
Respondí que sí pero al mismo tiempo también es un llamado a hacerse una
autocrítica. De lo que debe festejar en
parte, son las políticas públicas que hicieron sus gobiernos que hoy siguen
vigentes y que incluso sirven como modelos para otros países: el seguro popular
y el Instituto Federal de Acceso a la Información son solo dos ejemplos que
puse para demostrar que hubo acciones que se lograron hacer bien –aún con sus limitantes-
y que hoy incluso otras fuerzas políticas las mantienen y fortalecen.
Pero también hay un lado
reflexivo, de autocrítica que no debe omitirse.
Coincido con las opiniones que sostienen que el PAN nunca se había
desgastado tanto como en los 12 años que gobernó el país. Los escándalos y descoordinación en el
gabinete presidencial con Fox y la preponderancia del combate al crimen
organizado como política principal con Calderón fueron solo algunos factores
que bien aprovecharon los gobiernos locales para generar una perspectiva
diferente al ciudadano, y juntas costaron perder la permanencia en la
presidencia.
Sin embargo, no sería justo
limitar el fracaso del PAN por retener la presidencia a esos dos
elementos. Su divisionismo interno fue
otro gran factor. La injerencia evidente
del Presidente en los asuntos internos del PAN fue motivo de una clara
confrontación entre los grupos políticos afines al dirigente nacional y el
Presidente. Y hoy aún esos problemas
continúan y siguen abonando al poco o nulo interés que tiene el ciudadano en la
política y en la confianza a los partidos políticos.
Y es que hay una extensa serie de
pruebas que, aunque hay quienes la catalogan como una campaña de desprestigio
–que no está fuera de la realidad- tampoco es óbice señalar que quienes se ven
involucrados han contribuido a generar esta mala imagen. Sin orden cronológico, puedo señalar ocho:
las denuncias hechas por autoridades municipales en Guanajuato a finales de
2013, donde señalaban al legislador y entonces coordinador de los Diputados
Federales panistas, Luis Alberto Villarreal, de exigir diezmos para otorgarles recursos para obra pública; segundo, las
fiestas organizadas en las instalaciones del Congreso de la Unión por el
coordinador de los Senadores del PAN, Jorge Luis Preciado, que fue duramente
criticado por no haber reparado en gastos; tercero, la creación de un grupo pro
nazi de jóvenes ligados al PAN en Jalisco en noviembre de 2013 denominado
Movimiento Nacionalista Mexicano del Trabajo y que mostraban una abierta
simpatía a la doctrina de Adolfo Hitler; cuarto, en junio de 2014 fueron
detenidos dos funcionarios públicos panistas por agredir a una brasileña y que
hoy continúan enfrentando a la justicia brasileña; quinto, la fiesta privada de
legisladores panistas donde contrataron acompañantes o escords, dejando a la opinión pública las críticas; sexto, la
declaración reciente de un ex funcionario panista –Carlos Treviño Núñez- al
calificar al futbolista brasileño Ronaldinho como un simio; séptimo, la muerte de un infante tras la manifestación de
unos ciudadanos en Puebla y que tras la represión de la policía, un objeto
usado por dichas fuerzas de seguridad provocaron la pérdida de su vida y;
octavo, la ley mordaza promovida y casi inmediatamente retirada por el
gobernador Mario López Valdez que limitaba el acceso de la prensa en temas de
seguridad pública y procuración de justicia.
Los anteriores eventos han dado
muestra clara de que no solo puede tratarse de una campaña mediática por
desprestigiar la imagen de un partido, sino que los propios actores han
contribuido a ello. Las críticas hechas
por el senador panista Ernesto Cordero sobre la consulta ciudadana para
modificar el criterio que fija el salario mínimo en el país es una muestra de
las profundas diferencias que existen en el instituto político. Hoy, a 75 años de historia, el PAN debe
reflexionar nuevamente su papel en la política mexicana. No es el único partido que se ha visto
envuelto en escándalos –el PRI con Cuauhtémoc Gutiérrez, el Verde Ecologista con
Jorge Emilio González y su vida de lujos, el PRD con Bejarano y así una larga
lista de etcéteras- pero su condición de haber sido una propuesta real de
gobierno y una opción para el ciudadano, lo obligan a actuar por la vía
democrática. En sí, la reflexión debe
ser extensiva todos los actores políticos puesto que todo ello abona a la
pérdida de confianza ciudadana.
Es difícil determinar si hoy el
PAN debe festejar sin tomar en cuenta lo que está viviendo ahora. El profundo dogma político y la ideología de
principios han sido ampliamente sustituidas por un excesivo pragmatismo que no
solo ha costado gobiernos, sino partido también, parafraseando a Luis Héctor
Álvarez. Bien se podría empezar por
cuidar los perfiles que presentarán en las próximas elecciones. Por mi parte, yo tengo algo que celebrar: hoy
cumplo 50 publicaciones de Pensamiento
Lateral. Agradezco a quienes se han
tomado el tiempo de leerme y opinar sobre los asuntos públicos que semanalmente
comparto con ustedes. Sus aportaciones
siempre han sido motivante y guía para mejorar diariamente mi trabajo. Espero poder compartir nuevamente otras 50
publicaciones más.
El tintero.
¿En cuánto cree que podrá hacerse
millonario? Esa pregunta nos la hemos
hecho al menos una vez en la vida. Pues
la respuesta aquí se la comparto. Según
el diario The Economist, llevó a cabo
un estudio, basándose en el ingreso anual promedio principal de un hogar, para
determinar cuánto tomaría alcanzar la suma de un millón de dólares. El menor tiempo lo ocupó Estados Unidos con
un promedio de 20 años, seguido de los países europeos de Noruega y Suiza. Australia, Dinamarca, Canadá, Japón, Francia,
Alemania, Gran Bretaña e Italia fueron los países que toman en promedio 50 años
o menos para llegar a esa meta. Se
preguntará, ¿y cuánto nos tomaría en México? Si usted desea heredar a sus
bisnietos y los que sigan, entonces no tendrá problemas: alrededor de 300 años
nos tomaría alcanzar la meta. Claro, ese
tiempo toma para un ingreso promedio.
Para aquel que anda a pie.
Fuente: http://imco.org.mx/economia/cuanto-tiempo-para-ser-millonario-via-economist/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario