Pensamiento lateral
De la transparencia a la oscuridad
Por:
Miguel Á. Martínez Castillo (*)
Proclamo en voz alta la libertad de
pensamiento y muera el que no piense como yo.
Voltaire (1694-1778) Filósofo
La cultura de la transparencia en nuestro país es
apenas un diminuto árbol que está en proceso de crecimiento y expansión. En la
maraña que se tiene a nivel nacional nos encontramos con una noticia que muy
pocos medios están dándole la importancia que se le debería otorgar. En recientes días, el Congreso aprobó una
reforma a la Ley de transparencia. Pero
primero analicemos los antecedentes.
Lleva poco más de 10 años la creación del Instituto
Federal de Acceso a la Información (IFAI) en México y su fortalecimiento está a
punto de sufrir un fuerte revés. En
septiembre de 2012 el Senador Alejandro Encinas presentó una iniciativa que
buscaba fortalecer las facultades y atribuciones del IFAI, a lo que
posteriormente, en diciembre de ese año, tras el ascenso a la Presidencia por
parte de Enrique Peña Nieto, hubo el compromiso por parte de éste de fortalecer
al Instituto. De esos compromisos
asumidos por el hoy Presidente de México estaban: que toda autoridad,
sindicato, persona u órgano que recibiera o ejerciera recursos públicos debía
ser sometido a las mismas reglas de transparencia. Esto obviamente incluía a los partidos
políticos pues son denominados entes de interés público y por tanto ejercen
recursos provenientes del erario.
Otra de las iniciativas era de que las resoluciones
del IFAI fueran inatacables y
definitivas, dos conceptos importantísimos en el ejercicio de las funciones
del Instituto. Con ello, cualquier
petición autorizada no podría rechazarse por parte de las instancias
requeridas.
Sin embargo, en su andar a
la Cámara de Diputados, la iniciativa sufrió varios cambios: los priístas, con
el apoyo del PVEM y algunos del PRD propusieron que las resoluciones del IFAI no fueran inatacables y definitivas y
pudieran ser motivo de impugnación ante la Suprema Corte de Justicia de la
Nación (SCJN). Es decir, que entidades
como la PGR, el Banco de México, la Comisión Nacional de Derechos Humanos y la
Consejería Jurídica del Poder Ejecutivo Federal pudieran emitir apelaciones frente
las solicitudes que les señalara el órgano de transparencia.
La modificación ocasionaría
que en temas de seguridad, derechos humanos y económicos del país podría darse
apelaciones sobre acceso a la información.
Pero el daño no sólo se limitaría a ello, sino que buscaban también
quitarle a los partidos la obligatoriedad de proporcionar información a los
ciudadanos.
De igual manera, la
propuesta de los diputados promotores incluía el incremento de los miembros del
IFAI, al pasar de 4 a 7 y que más de la mitad (4) tuvieran la profesión de abogado. Es decir, el perfil por encima de la
pluralidad.
Al final de cuentas, debido
a la presión de legisladores del PAN y otros más del PRD que se sumaron, la
iniciativa se acotó únicamente a que sea la Consejería Jurídica quien pudiera
presentar apelaciones ante la SCJN.
Faltará todavía la discusión que tenga el Senado sobre estos cambios que
hizo la Cámara baja.
De todo esto es importante
destacar las siguientes reflexiones: primero,
en febrero de 2012, la SCJN emitió un pronunciamiento acerca de las
resoluciones del IFAI. Claramente y por
unanimidad determinó que quien tiene la última palabra es el órgano de
transparencia, es decir, son definitivas e inatacables.
Segundo: los
intereses. Es de llamar la atención que
actores como la PGR estén muy atentos a que las resoluciones del IFAI tengan
apelación, ya que esta entidad tiene más de 30 casos en litigio contra el
órgano multicitado. Tampoco habría que
descartar los intereses de otros sectores como el empresarial y bancario, ya
que por violaciones en el uso de datos personales se han emitido sanciones a
éstos que superan los 21 millones de pesos (casos de Sport-city y Banamex).
Tercero: a pesar que la
transparencia debe ser un tema al cual hay que darle importancia, parece que
entre la sociedad existe poco o nulo interés por conocer e informarse. Parametría publicó a finales de diciembre de
2012 una encuesta que refleja lo comentado: 1 de cada 5 mexicanos conoce y sabe
qué es y qué hace el IFAI. Y lo peor
viene todavía: en 2011 un 72% de los encuestados no sabía qué era el IFAI, para
2012 aumentó a 77%.
Menos halagador resulta
saber que el 50% de los entrevistados reconoció que la razón por la cual no
están informados de estos temas es la falta de interés. Asimismo, sólo 3 de cada 10 mexicanos piensa
que la principal razón de no acceder a la información es debido a la dificultad
de su procedimiento. En México
únicamente –según la encuesta- 12 de cada 100 ciudadanos conocen y saben cómo
solicitar información al gobierno, dos menos que con respecto a 2011.
Sin duda que ante el
escenario de un acotamiento a las facultades y alcances del IFAI, tenemos una
sociedad a la que poco le importa informarse y poco conoce sobre temas de
transparencia. No dudo en pensar que las
demás reformas –energética, fiscal, electoral, etc- terminen en el mismo
sentido. De mucho se queja el ciudadano
de la efectividad de sus legisladores, pero por el otro lado demuestran un
claro desinterés por estos temas. Habrán
muchos cambios a la forma de explotar el petróleo, a los mecanismos que rigen
los procesos electorales, al servicio docente y al acceso a la información,
entre otros, y pareciera que a la sociedad poco le interesa. Poco se valora o se le reconoce al hecho de
que la información es poder.
El
tintero.
La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la
Educación (CNTE) lleva el marcador a su favor frente al gobierno federal y el
Congreso de la Unión: primero logró detener la votación que regularía el
Servicio Profesional Docente y obligó al gobierno a sentarse a dialogar y
buscar acuerdos. Como segundo paso y
causa del primero, tomaron avenidas y arterias de la Ciudad de México que han
generado el descontento social no solo hacia ellos sino también con las autoridades
encargadas de garantizar el orden. A
ello sumémosle el costo económico que han propiciado: 4.5 millones de pesos por
los desórdenes en el Congreso y más de 400 millones a diversos sectores en la
ciudad de México, como son restauranteros, hoteleros, aviación, pequeños
comerciantes, entre otros.
En tercer lugar, se manifestaron en las embajadas
de algunos países como España y Francia, entre otros, para “exportar” su
movimiento. No le veo otra razón más que
la de decirle al mundo la situación política que se vive México hoy en día. ¿Quiénes
o qué intereses están detrás de este movimiento que cuesta decenas de millones
de pesos su sostenimiento? Tener y mantener a más de 15 mil paristas no
cualquiera lo hace. Ahora, se aproxima
un cuarto tanto al obligar al Presidente a rendir su mensaje con motivo del
primer informe de gobierno en el campo Marte.
Mala señal de autoridad.
Por otro lado, se han dado a conocer más fallas de
los 117 errores ortográficos detectados en los libros de texto gratuito:
“Cristobal”, “Gadalajara”, “heróico”, “colegió”, “trasporte”, “distrosionan”, “codice”
son solo algunos ejemplos de los pequeños
detalles que se les escaparon a las autoridades educativas, como el de ubicar a
Tulum en Yucatán.
(*) Consejero
Nacional por el PAN en Quintana Roo.
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